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Un tsunami bursátil, con el epicentro en Tokio, originó el esperado alejamiento financiero como reestructuración, después de varios meses de impresionantes ganancias.
El Nikkei, el índice más importante para medir el mercado de valores de Japón, registró una caída del 7.32 por ciento, ante una jornada de comercio volátil y una venta masiva al terminar el día. Este desplome en Japón levantó una marea que vino a golpear a la mayoría de los mercados del mundo.
Después de que la bolsa de Japón aumentó más de un 70 por ciento en el último año, propulsado por la llegada del Primer Ministro Abe Shinzo, la depreciación del yen y las altas ganancias de las automotrices japonesas, se veía venir un momento de retroceso importante.
Tras un estudio de analistas financieros, todo aparenta que el tsunami bursátil se dio por una combinación de factores que crearon una “tormenta perfecta”.
Tanto en Asia, Europa y Estados Unidos ya se había tocado el tema de que, tras avances importantes en las bolsas más importantes del mundo, incluyendo un crecimiento del 18 por ciento en el S&P 500 en los últimos cinco meses, estos no habían sido evidenciados en los indicadores sociales, con las tasas de desempleo aún altas y la continuación de la flexibilización cuantitativa en Estados Unidos.
Es bien sabido que, tras aumentos de tal grado en poco tiempo, existen etapas de reestructuración financiera, en donde inversionistas se salen del mercado al pensar que ya llegó a un nivel más alto del que debiera.
Aún así, existe un dicho en finanzas: “Las ganancias toman las escaleras, las pérdidas toman el elevador”. ¿Qué tan impactante será el regreso?
La tormenta perfecta
Teniendo como premisa la expectativa de un retroceso financiero, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, comentó el miércoles la posibilidad de que el programa de flexibilización cuantitativa se fuera a relajar en algún momento del año. Este programa ha estado llenando el mercado estadounidense con dinero barato, con la intención de impulsar a la economía.
Tras esa declaración del miércoles, el inicio del mercado en Japón fue impactado por los datos de manufactura de China, menores a los esperados y que continúan señalando un notorio desaceleramiento.
Los indicadores de China tienen un efecto significativo en las expectativas de crecimiento internacional, por la imponente demanda que requiere su producción.
Aunado a lo anterior, la tasa de interés en el bono de 10 años escaló por encima del 1 por ciento por vez primera en el año. Esto incitó la preocupación de que las finanzas gubernamentales japonesas, que se notan inestables, puedan acaparar mayor vulnerabilidad con un mayor costo de financiamiento.
Estos tres factores llegaron a golpear a los sectores de construcción y de aparatos eléctricos con caídas de hasta el 14.5 por ciento en el transcurso de medio día de actividad. En Japón se desató la marea que llegó hasta Europa y América.
No toca costa mexicana
Aunque el efecto de la caída de Japón tuvo serias repercusiones en la mayoría de los mercados del mundo, lanzando tanto a los mercados de Asia como en Europa a una caída de alrededor de 2.5 por ciento, la marea aparenta no haber tocado al mercado mexicano.
En principio, se auspiciaba un día desalentador al ver a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) caer a su punto más bajo desde inicios de septiembre del 2012, al descender por debajo del límite icónico de los 40 mil puntos.
Al final del día, la BMV cerró con una ganancia de .96 por ciento.
La publicación de datos favorables en Estados Unidos evadieron lo que hubiera sido un día tremendamente desfavorable para México. Ante la publicación de datos de desempleo inesperadamente favorables, un aumento en la tendencia de venta de nuevos hogares y mejores precios de inmobiliaria, la BMV revirtió la caída.
Aunque se ha auspiciado un gran momento para la economía mexicana en el 2013, la BMV ha caído un 12 por ciento desde febrero. Gran parte de su descenso se ha visto influenciado por las constructoras prominentes en el país, que han caído en más de un 60 por ciento.
En particular, la perspectiva de la Desarrolladora Homex se dificulta al anunciar planes de reestructuración de deuda, previendo la posibilidad de llegar a un impago por las demandas impuestas por Barclays y Credit Suisse por contratos de derivados inefectivos.
Lo que se muestra contraintuitivo es que, mientras los indicadores de producción, como la inflación esperada y el Producto Interno Bruto han estado constantemente inferiores a lo esperado por analistas, el tipo de cambio se ha ido apreciando hasta establecerse cerca de los 12.50 pesos por dólar.
Acciones se tambalean
Los mercados intentan comprender las razones
de la caída en Japón