Tsunami de bancarrotas en empresas de EU
La emergencia sanitaria provocó que empresas de todos los sectores se declararan en quiebra en Estados Unidos ante la insolvencia de recursos para enfrentar sus obligaciones
Nayeli Meza OrozcoSe activó la alerta. Los ingresos de cientos de empresas en Estados Unidos se alejaron por la pandemia obligándolas a solicitar un rescate para salir a flote. Y aunque algunas tienen oportunidad de recuperarse y salir adelante, muchas de ellas no lo lograrán.
En la larga lista de compañías que se declararon en bancarrota destaca el gigante de alquiler de autos The Hertz Corporation, con bienes valuados en 25 mil 842 millones de dólares (mdd) y pasivos por 24 mil 355 mdd, de acuerdo con un informe de BankruptcyData.
Avianca, la segunda aerolínea más antigua del mundo también levantó la mano de manera voluntaria en mayo, ya que casi el 90 por ciento de sus destinos entraron en confinamiento.
La famosa cadena de almacenes J.C. Penney optó por acogerse a la bancarrota tras 118 años de historia, mientras que los restaurantes infantiles Chuck E. Cheese’s con presencia en territorio estadounidense y en 16 países, incluido México, pidieron la protección para lograr una reestructuración integral de sus planes estratégicos.
La última en solicitar la ayuda fue Chesapeake Energy Corporation, compañía dedicada a la exploración de hidrocarburos con bienes de 16 mil 200 mdd y pasivos de 11 mil 800 mdd. Este anuncio es el cuarto más importante en lo que va de la crisis sanitaria superando a Intersat.
El mecanismo para solicitar apoyo es el capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, el cual no significa que una empresa está en la calle, sino que tendrá la oportunidad de negociar con los acreedores para reestructurar su deuda.
Humberto CalzadaDíaz, economista en Jefede Rankia Latinoamérica, asegura que estas quiebras se originaron por la parálisis económica, pero a esto se sumó que el nivel corporativo estadounidense no es tan sólido como se cree.
La ola de mayor impacto para las empresas
La más grande bancarrota del COVID-19 es la de Hertz, ya que no pudo meterle freno a la caída de la industria de viajes. En un intento por mitigar el golpe, al inicio de la crisis sanitaria anunció que cerraría de manera temporal casi 600 ubicaciones, de sus 10 mil 200 puntos corporativos y sucursales en todo el mundo.
No obstante, la medida fue insuficiente y el 22 de mayo solicitó la declaración de quiebra con una deuda de 20 mil millones de dólares y un flota conformada por 70 mil vehículos que no se había movido por las restricciones.
Se espera que la solicitud de la empresa afecte a un mayor número de empleados que se sumarán a los 16 mil que fueron despedidos inicialmente.
Uno de los mayores problemas de Hertz es que se niega a adaptarse a las nuevas generaciones de clientes, a diferencia de su mayor rival Avis, que maneja un marketing más novedoso. A esto se suma que la corporación no es rentable desde hace cuatro años y en 2019 perdió alrededor de 58 millones de dólares.
Hasta el fondo del mar
Las compañías que no tienen alternativas de sobrevivir desaparecerán o en el mejor de los casos serán absorbidas por otras más grandes.
Esta situación representa otra amenaza para la economía de Estados Unidos, la cual tardará hasta cinco años en recuperarse y el COVID-19 le costará al país 8 billones de dólares durante la próxima década, de acuerdo con un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso.
Las organizaciones más grandes enfrentan desafíos para salir adelante, aunque el economista Humberto Calzada Díaz anticipa que en esta crisis no todas las empresas tendrán la oportunidad de ser rescatadas, en especial las de menor tamaño, aun cuando son el principal motor para el empleo en el país del Tío Sam.
“El tsunami de bancarrotas no ha terminado, lo peor está por venir. La Fed y el gobierno estadounidense están rescatando compañías, pero los recursos se quedan cortos para las necesidades reales por lo que se avecina un problema de insolvencia y de liquidez en las pequeñas y medianas empresas”.