https://www.youtube.com/watch?v=qk3rqpYf9P8
Tras cuatro meses de negociaciones tensas, el momento de la verdad se acerca para Grecia.
Los acreedores del emproblemado país europeo han sostenido reuniones extraordinarias esta semana para presentar a su gobierno una propuesta final de acuerdo que logre evitar su caída al incumplimiento de pagos y su salida automática de la eurozona.
La propuesta -creada en conjunto por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea, y los gobiernos de Alemania y Francia- fue caracterizada como un “tómalo o déjalo” por los acreedores de Grecia.
En respuesta, Grecia se ha mantenido desafiante. El gobierno del primer ministro griego, Alexis Tsipras, dijo ayer que postergará realizar un pago de más de 300 millones de euros al FMI (el cual tiene como fecha límite este viernes) si no confía en que se logrará un acuerdo definitivo para el lunes.
Tsipras además anunció ayer que su gobierno envió su propia propuesta a sus acreedores, llamándole un “plan realista para un acuerdo” y diciendo que la decisión está en manos de los líderes políticos de Europa.
Sin un acuerdo, Grecia no recibirá los 7.2 mil millones de euros (mmde) que quedan en su segundo paquete de rescate económico. En la ausencia de este dinero, se prevé que el gobierno griego será incapaz de pagar los más de 1.5 mmde que le debe al FMI durante junio y los 3.5 mmde que le debe al BCE en julio.
Si Grecia cae en el incumplimiento de pagos, lo más probable es que será forzado a salir de la eurozona y sus bancos se enfrentarán a una catastrófica escasez de liquidez, profundizando la recesión que vive actualmente y amenazando la salud económica de Europa y del mundo.
Duelo de propuestas
El periódico holandés Volksrant reporta que la propuesta de acuerdo creada por los acreedores reduciría el superávit fiscal primario que se le pide mantener a Grecia a poco menos de 1 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB).
Mientras que esto sigue siendo superior al 0.8 por ciento solicitado por el gobierno de Tsipras, es considerablemente menor que el objetivo de 3.5 por ciento impuesto por el anterior paquete de rescate, el cual es visto como excesivo por los griegos.
Sin embargo, aún no es claro si la propuesta y contrapropuesta por fin están más cerca de un acuerdo en algunos de los puntos que han resultado en mayor tensión en las discusiones, sobre todo en lo referente a reformas de pensiones y de leyes laborales en Grecia.
Estos puntos no sólo son fuente de desacuerdo entre Grecia y sus acreedores, sino incluso dentro del gobierno griego. Aún si Tsipras logra alcanzar un acuerdo con sus acreedores, los miembros más radicales de su partido podrían echar abajo el trato dándole la espalda a su gobierno.
En una seña particularmente preocupante, el ministro del Trabajo griego, Panos Skourletis, indicó recientemente que si el acuerdo no resulta “honorable” Grecia debería de sostener elecciones o un referéndum para aprobar los términos.
Precedente peligroso
En el 2012, Mario Draghi, presidente del BCE, pronunció su famoso discurso de “hacer lo que sea necesario” para salvar al euro. Los mercados respondieron positivamente y le dieron el beneficio de la duda a la supervivencia de la unión monetaria.
Ahora, después de dos paquetes de rescate fallidos, la potencial salida de Grecia vuelve a emerger como una amenaza para el proyecto de la eurozona.
Analistas coinciden en que el efecto que puede tener la salida de Grecia en los mercados financieros es desconocido. Sin embargo, consideran que el sistema bancario de Europa se encuentra mucho mejor preparado para enfrentar una nueva salida potencial de Grecia.
Frank-Walter Steinmeier, ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, declaró que la salida de Grecia sería una catástrofe. No obstante, las intervenciones públicas de los funcionarios alemanes y europeos han comunicado un discurso en el que la salida del euro es vista como una medida disciplinaria.
En ese sentido, Gina Sánchez, fundadora de la firma de inversión Chantico Global, argumenta que el peligro de una salida griega sería el establecimiento de un precedente: “Se supone que el proyecto del euro es irreversible. Entonces, la salida de un solo país lo volvería reversible”.
La pregunta común entre los inversionistas es: ¿si Grecia se va, quién sigue detrás de ella?
El ministro de finanzas griego atribuye el contraste del estancamiento griego frente al progreso de España, Irlanda y Portugal a la excesiva austeridad impuesta a Grecia.