Frases celebres… e intolerantes
Sir George dejó para la posteridad un par de frases que no dejan de causar asombro.
Una de ellas estaba inscrita en la entrada de su casa y decía: “pido a cualquier persona que entre a la casa que no me contradiga en ninguna forma, pues interfiere con el funcionamiento de mis jugos gástricos y no me deja dormir”.
El dinero ante todo
Sitwell estaba particularmente preocupado con su dinero. Cuando el gobierno inglés incrementó los impuestos a la propiedad, enfurecido se autoexilio a Italia, en donde compró y remodeló un viejo castillo.
Incluso con su familia no tenía piedad. Su esposa tuvo que pasar 3 meses en la cárcel porque se negaba a pagarle una pequeña deuda.
Familia de abolengo
Sir George tenía en su poder fincas heredadas de su padre, un barón local.
Cuando éste murió, George se convirtió en barón de Renishaw, el más joven de Inglaterra, con dos años de edad.
Se casó y tuvo tres hijos, uno de los cuales llenaría siete libros de anécdotas sobre su padre y durante varios años fue representante en el Parlamento inglés.
Inventor ¿o aburrido?
Con mucho tiempo disponible, Sitwell logró inventar una serie de objetos para solucionar sus peculiares problemas de la vida diaria.
Entre estos, una pistola para matar abejas, un cepillo de dientes musical y una comida en forma de huevo que el pensaba podría ayudar a los soldados durante las guerras.
Jardinero excéntrico
Con más tiempo, y lejos de su casa, Sitwell se dedicó a una pasión que siempre había tenido: la jardinería.
Intentó decorar a todas las vacas de la propiedad con pintura en patrones azules chinos.
Cuando su jardín le dio frutos, quiso pagar la colegiatura de sus hijos con ellos, propuesta que no fue aprobada por el director.