Ante un escenario global incierto, la junta de gobierno del Banco de México, compuesta por cuatro subgobernadores y el gobernador Agustín Carstens, sesiona mañana en lo que para muchos podría ser una reunión histórica.
Y es que diversos analistas han estado hablando de diversos escenarios que podrían surgir tras la junta.
La junta deberá decidir sobre mantener la tasa de interés objetivo, actualmente en 4.5 por ciento, o reducirla con el fin de impulsar la expansión de producción, pero arriesgando una tasa de inflación más alta. La decisión es significativa por diversas razones.
Primero, si se llegase a reducir la tasa es necesario también determinar en qué cantidad será. De acuerdo con encuestas a analistas económicos, estos esperan una reducción de entre 50 y 75 puntos base, es decir a 4 o 3.75 por ciento.
Sin embargo, las estimaciones hacen claro que esas tasas son las esperadas a mediados de año. Llegar a 3.75 por ciento podría ocurrir de muchas maneras, una de las cuales es simplemente esperarse a actuar a la próxima junta.
Por otro lado, la tasa de inflación no está necesariamente dentro del objetivo que la misma institución se ha planteado.
En los últimos 12 meses, solo se ha cumplido la meta en la mitad de las ocasiones. Además, la inflación ha promediado el 3.98 por ciento, número mayor al 3 por ciento objetivo que debiese estar en su lugar.
En teoría, para lograr el objetivo, se necesitarían al menos algunos meses con inflación anualizada menor a 3 por ciento, cosa que ha no ha sucedido en al menos dos años.
Reducir todavía más la tasa de interés dificultaría llegar a la meta, lo que haría del banco central uno menos ortodoxo que en el pasado.
Desde luego que dentro de la junta existen quienes tienen opiniones encontradas sobre qué rumbo tomar.
El halcón
Un caso es el del nuevo miembro, Manuel Sánchez González, quien reemplazó a José Sidaoui el pasado 31 de diciembre.
Sánchez, economista del Tecnológico de Monterrey, es considerado por analistas como “halcón” en términos monetarios, lo que significa que su inclinación tiende a ser una de política monetaria restrictiva.
Dadas las circunstancias, incluyendo la falta de tendencia a la baja convincente de la inflación, se espera que este miembro sea el más propenso a argumentar que la tasa se debe mantener sin cambios.
El ejemplo más notorio de una institución de halcones lo tiene Alemania, en donde las consideraciones de inflación han pesado mucho más sobre los miembros que en otros países.
Las palomas
En el otro espectro ideológico monetario se encuentran las “palomas”, que tienden a favorecer el crecimiento por encima de la inflación, o que al menos son más tolerantes hacia una tasa mayor.
Diversos analistas opinan que el resto de la junta del Banco de México está compuesta por palomas, por lo que la inflación tenderá a ser puesta en segundo plano.
No obstante, dentro del mismo grupo ideológico pueden surgir sin duda diferencias sobre el grado al que el Banco debe perseguir el crecimiento.
Si bien los últimos datos sobre la balanza comercial y empleo han estado decepcionantes desde el punto de vista de lo esperado, en términos absolutos estos siguen siendo positivos.
Es decir, algunos bien podrían argumentar que se trata de problemas temporales más que una recesión inminente.
Los mercados apuestan
Como generalmente sucede cuando se espera una baja en las tasas de interés objetivo, las tasas de los bonos de gobierno a 10 años cerraron ayer con una caída de 0.46 por ciento, llevando la tasa a un 4.97 por ciento.
Es decir, los mercados están apostando a un consenso sobre una baja en las tasas, aun y cuando 11 de 17 analistas entrevistados por Bloomberg opinan que la tasa se mantendrá sin cambios mañana.
Es decir, es difícil predecir lo que ocurre ya una vez dentro de la junta o si simplemente se podría optar por esperar más tiempo.
La junta de gobierno ha sido históricamente calculadora en sus decisiones, prefiriendo siempre esperar a obtener más datos que adelantarse a los ciclos económicos.
Lo anterior le ha sumado credibilidad en los últimos años, pero también puede ser una arma de doble filo.
Por ejemplo, una baja agresiva de la tasa objetivo podría ser vista por el mercado como una preocupante señal de que la economía mexicana no marcha como muchos quisieran.