Al gobierno del presidente Nicolás Maduro se le están acabando las opciones.
En su informe anual ante la Asamblea Nacional de su país, Maduro tendrá que explicar hoy qué políticas implementará para sacar a Venezuela de la peor crisis económica que ha vivido en la última década.
Debido a que el petróleo representa el 95 por ciento de los ingresos de exportaciones de Venezuela, la caída de casi 60 por ciento que los precios del crudo han experimentado desde junio del año pasado ha hundido el crecimiento económico del país.
Además de esto, la inflación en el país es una de las más altas en el, mundo, con una tasa anualizado de más del 60 por ciento, y se estima que en los productos alimenticios ésta ya excede el 100 por ciento.
Empeorando aún más la situación para los consumidores, la escasez de productos básicos se ha incrementado en los últimos meses, incluso en medicinas y otros productos médicos.
Pese a estos problemas, Venezuela no ha fallado en realizar los pagos sobre su deuda externa. Pero aún en esto la situación se ve deteriorada, pues la especulación sobre si el país caerá en incumplimiento de pagos se escucha cada vez más fuerte.
Soluciones dolorosas
Frente a esta situación, los inversionistas internacionales se encuentran cada vez más nerviosos respecto a Venezuela.
La semana pasada, la calificadora crediticia Moody’s recortó su calificación de Venezuela, colocándola en Caa3 (el peor nivel disponible antes del incumplimiento de pagos).
Expertos señalan que para que Venezuela salga de su actual crisis tendría que implementar medidas difíciles, como reformar su complicado sistema cambiario, reducir sus subsidios energéticos y otros gastos públicos, y retirar gradualmente los controles de precios.
Este tipo de medidas requerirían un amplio consenso político y aprobación pública, pero con una oposición fortalecida y una tasa de aprobación popular de 22 por ciento pocos prevén que el gobierno de Nicolás Maduro ofrezca soluciones creíbles y efectivas.
