Presiones de peso
Las grandes economías de América Latina han virado de manera unánime a la derecha hacia políticas económicas más amigables al mercado. Brasil, Argentina Perú y Chile, que se encuentra inmerso en un constante proceso de alternancia democrática, han abandonado los preceptos del proteccionismo y el estatismo para dar lugar al libre comercio y al cuidado de la estabilidad macroeconómica.
Rodrigo Carbajal
Las grandes economías de América Latina han virado de manera unánime a la derecha hacia políticas económicas más amigables al mercado. Brasil, Argentina Perú y Chile, que se encuentra inmerso en un constante proceso de alternancia democrática, han abandonado los preceptos del proteccionismo y el estatismo para dar lugar al libre comercio y al cuidado de la estabilidad macroeconómica.
Venezuela representa el último reducto significativo del socialismo latinoamericano, bautizado por el régimen del ex presidente Hugo Chávez como “socialismo del siglo XXI”. El país representa también el caso más extremo del fracaso de un modelo que a todas luces rechaza los fundamentos de la ortodoxia económica.
La recesión, la hiperinflación, la escasez y el riesgo de una suspensión de pagos se han convertido en elementos que aparecen de manera cada vez más consistente en los análisis de la economía venezolana.
El tipo de cambio del bolívar frente al dólar puede dar fe del deterioro económico de un país que recibe el 96 por ciento de sus divisas a través de la venta de petróleo. En relación a junio de 2014, los precios del crudo han caído en más de 50 por ciento, poniendo en tela de juicio la sustentabilidad de un régimen que financia un creciente gasto público con la expansión de la oferta monetaria.
La frenética impresión de dinero, la debacle del mercado petrolero y la agudización de la crisis política han llevado al tipo de cambio en el mercado negro por encima de los 1,500 bolívares por dólar. Según reportes de prensa, la relación se extiende a 1737 bolívares por dólar en la frontera de
Venezuela con Colombia.
El portal Bloomberg documenta que la situación es tan extrema que, en vez de contar los billetes en efectivo, los venezolanos pesan el dinero para efectuar sus transacciones cotidianas.
De acuerdo al sitio dolartoday.com, el bolívar en el mercado negro se ha depreciado 19 por ciento frente al dólar en la última semana. Aunque la moneda venezolana ha seguido una notoria trayectoria descendente en los últimos dos años, la depreciación reciente marca una diferencia con la tendencia general que siguió el bolívar en el 2016.
Entre abril y septiembre, la divisa mostró una ligera apreciación. Esto significó uno de los pocos episodios de fortalecimiento del bolívar. De los últimos 70 meses, la moneda venezolana únicamente ha ganado terreno frente al dólar en 15 ocasiones.
Octubre de miedo
Sin embargo, en octubre, ante la creciente presión política generada por la oposición, el bolívar perdió el 28 por ciento de su valor frente al dólar, una de las depreciaciones mensuales más agudas de los dos últimos años.
“El gasto público podría estar presionando el tipo de cambio del mercado negro, añadiéndose a la exasperación de la gente y a la tensión política”, señaló a Bloomberg Henkel García, director de la firma venezolana Econometrica. “La gente observa el deterioro y empieza a comprar más (dólares)”, agregó.
Actualmente, el tipo de cambio del mercado negro representa el doble que el tipo de cambio implícito, calculado mediante el cociente de los billetes en circulación entre las reservas internacionales del banco central.
Esto significa que, bajo algunas medidas, el mercado aún considera que la depreciación se puede profundizar. En el 2015, uno de los peores años para la economía venezolana, esta relación entre el tipo de cambio del mercado negro y el tipo de cambio del mercado implícito fue de 4.28 veces.