Podría decirse que en Venezuela nada podría salir peor, y que no hay para dónde ir, más que para arriba. Sin embargo, el ‘socialismo del siglo XXI’ sigue dando sorpresas.
El país sudamericano enfrenta una crisis energética que ha orillado al gobierno del presidente Nicolás Maduro a tomar medidas drásticas.
El gobierno venezolano decretó que todos los viernes de los siguientes dos meses serán días de asueto laboral. En estos días se suspenderá toda actividad económica como parte de un plan para ahorrar energía eléctrica.
Otras medidas incluyen el recorte de 20 por ciento en el uso de energía de las industrias pesadas de Venezuela, así como la orden a hoteles y centros comerciales de generar su propia electricidad durante nueve horas del día.
La crisis energética venezolana deriva de las sequías provocadas por el fenómeno climatológico El Niño.
El hecho de que el 40 por ciento de la energía producida en el país provenga de la planta hidroeléctrica de la presa Guri ha obligado al gobierno a seguir una política de racionalización.