Adiós a Donald Trump, la cabeza republicana
A un día de que Donald Trump finalice su periodo presidencial tras cuatro años de gobierno, especialistas comparten que esta administración fue de las más desatinadas para el país norteamericano, principalmente por el tipo de comunicación que manejó el magnate en las tomas de decisiones. Además, aseguran que los votantes a favor del aún mandatario representarán sin duda un problema para el demócrata Joe Biden
Fernanda MuñozEstados Unidos está a pocas horas de volver a hacer historia, de dirigir sus reflectores al Capitolio y que su próximo presidente, Joe Biden, tome posesión, un acto que el republicano Donald Trump pueda que nunca más vuelva a vivir.
Mientras tanto, y en lo que en el Senado se decide si el magnate puede regresar o no a las presidenciales en un futuro, éste sigue llevando el cargo que obtuvo hace cuatro años, cuando su popularidad aún no se tambaleaba.
De acuerdo con un sondeo elaborado por la firma Morning Consult del 8 al 10 de enero pasado, solo 37 por ciento de los encuestados aprobó el desempeño laboral del aún presidente estadounidense, cinco puntos porcentuales menos desde la consulta llevada a cabo del 3 al 5 del mismo mes, antes de que los disturbios en el Capitolio protagonizaran los titulares y Donald Trump obtuviera un segundo impeachment “por incitar a la insurrección”.
Además, según la encuesta, 55 por ciento de los votantes, incluido 86 por ciento de los demócratas, 50 por ciento de los independientes y 19 por ciento de los republicanos, afirmó que el magnate debería dimitir.
Al respecto, y tras analizar la administración trumpista, la doctora en Relaciones Internacionales Arlene Ramírez afirma que este fue uno de los peores gobiernos en la historia de los Estados Unidos.
Para la también académica, entre los diferentes puntos por los cuales admite dicho señalamiento, es que “una de las peores cosas que hizo Donald Trump fue sesionar el tema social, no supo hacer un proyecto de unidad, de nación, y tampoco supo aprovechar el liderazgo que en algún momento tuvo de manera no positiva, pero sí un poco más consolidada y amplia”.
Referente a esas oportunidades, Ramírez agrega que el republicano definitivamente tuvo momentos buenos que pudo haber tomado en cuenta, como el emblema del empresario, de “ese gran tiburón” que es en los negocios; sin embargo, admite la especialista, el no aprovechar eso fue lo que más le pegó.
Por otra parte, uno de los temas que más jugaron en su contra fue su modo de comunicación, un punto que, incluso, desde el inicio de su mandato era más que evidente.
A finales de 2016, por ejemplo, durante el Hay Festival Arequipa, en Perú, el escritor y periodista Hugo Coya evidenció que entre las cosas que se podrían esperar de la administración republicana era el gran elemento de tensión que se desataría por las decisiones de Trump, ya que podrían alterar la paz mundial.
Desde esa perspectiva, Raquel Saed, profesora de la Universidad Iberoamericana y especialista en política y medios de Estados Unidos, remarca que el gobierno trumpista se salió con la suya con ese desafío de lo no políticamente correcto, con el bullying que protagonizó.
“De entrada, (Trump) se volvió como muy desafiante, desafiante a lo políticamente correcto, porque decía ‘a mí nadie me tiene que decir cómo tengo que hablar’, y lo primero que dijo fue que los mexicanos eran violentos y criminales. Esa fue su forma de comenzar, entonces todo su gobierno ha sido así, bullying (…) Él mismo ha dicho que a la gente no le gusta su personalidad, pero ¿por qué? ¿Porque es muy agresivo? ¿Porque si no ve un poquito de lealtad en alguna persona lo considera su enemigo?”, comparte Saed.
De ese modo, la especialista recuerda uno de los momentos más emblemáticos del magnate, cuando, tras intentar mostrarlo tal cual es, diferentes medios estadounidenses fueron señalados por el presidente como los enemigos del pueblo, como fake news.
“Ahí es donde uno ve que la política que ha creado Trump es una política fuera de lo normal, fuera de los cánones políticos, de los estilos políticos, en general fuera de todo”, recalca.
Los que se quedan después de Trump
El 3 de noviembre de 2020, Estados Unidos comenzó las votaciones presidenciales; sin embargo, no fue sino hasta el 14 de diciembre que el Colegio Electoral ratificó los resultados y oficializó la victoria del exvicepresidente Biden.
Pero aunque el demócrata logró llevarse las elecciones con poco más de 81 millones de votos, cerca de 75 millones esperaban el regreso de Trump, estadounidenses que, a pesar de su pérdida, seguirán presentes en la vida política, social y cultural de Estados Unidos.
Juan Carlos Barrón, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, admite al respecto que lo preocupante ahora es ver qué pasará con estos americanos, sobre todo con los que representaron al presidente el pasado 6 de enero en el Capitolio.
“Creo que lo que es muy preocupante en este momento es qué va a pasar con estos movimientos nacionalistas estadounidenses que ahorita están aglutinados en torno a la presidencia, y que todavía están muy lejos de enfrentar que la presidencia se perdió legítimamente (…) Estamos hablando de millones de personas que todavía darán mucho qué hablar, si pueden organizarse en un movimiento social y político, qué características van a tener, en fin, pero seguro que le van a traer muchos dolores de cabeza a Biden”, dice Barrón.
En ese sentido, la doctora Arlene Ramírez agrega que, así como millones de personas siguieron votando por Trump, aún es viable que en un futuro hagan lo mismo con alguien como él, dejando los mismos resultados.
“Creo que en estos años lo único que hicieron fue revivir algo que en los Estados Unidos ha existido desde su formación, y es la intolerancia racial, la supremacía blanca y la idea de que por designio de Dios ellos son el pueblo escogido, el Destino Manifiesto”, remarca Ramírez.