El primer ministro italiano, Matteo Renzi, entró al gobierno dispuesto a todo.
Y su primer golpe lo dio el pasado viernes 18 de abril cuando anunció a través de su cuenta de Twitter que iba a “apretar el cinturón de la administración”.
Para ello, el Consejo Económico de Ministros aprobó las medidas del Gobierno entre las que se realizarán recortes económicos para subsidiar los bonos mensuales de 80 euros que se otorgarán a 10 millones de italianos, que ganen entre 8 mil y 26 mil euros anuales.
Además, con el deseo de impulsar un plan de privatizaciones, el Estado pondrá a la venta parte de su patrimonio e islas para reducir su deuda pública, que “asciende el 130% del PIB”, publicó el pasado 20 de abril El País.
Esta iniciativa había sido planteada anteriormente por los ex primer ministros Mario Monti y Enrico Letta.
Y la ayuda que esto le puede dar a las finanzas italianas es, aparentemente, muy grande.
“Sin contar su infinito patrimonio arquitectónico, Italia posee bienes inmuebles por un valor superior a los 281.000 millones de euros –cinco veces la fortuna de Bill Gastes–”, informó el diario español.
A pesar de que, según acusa El País, el Estado italiano desconoce la magnitud del patrimonio que posee. Los organismos privados estiman que las posesiones de Italia se valoran en casi un 25 por ciento del PIB.
Pero lo que sí sabe el Gobierno de Renzi, es que vender propiedades los podrá rescatar de la oscuridad económica.
De miedo
Una de las islas que se pondrá a la venta es la “isla de los muertos”.
Poveglia está ubicada en la laguna de Venecia y fue, durante los años 30, sede de un hospital psiquiátrico.
Este lugar, que casi da vida a la película dirigida por Martin Scorsese “La isla siniestra”, será subastada “a través de Internet a partir del 7 de mayo: su compra da derecho a la propiedad de una concesión de la isla y sus edificios durante los próximos 99 años”, afirmó el diario español Público.
Mucho dinero, poca cultura
Aunque Renzi llegó decidido a cambiar Italia, hay un detalle que se le olvidó.
Entre 2000 y 2011, después de que estalló la crisis económica, el presupuesto cultural del país fue recortado en un 50 por ciento.
Ahora, Italia necesita “un rayo esperanza literaria”.
La escritora Raffaella Silvestri externó ayer en The New York Times su preocupación por el papel principal que ocupa la televisión en la sociedad italiana y el desplazo que se ha dado a la cultura literaria.
“Hoy, en promedio, los italianos ven televisión por más de cuatro horas al día; alrededor de un tercio han llenado al menos una aplicación para un concurso televisivo”, aseveró Silvestri.
“En Italia en el 2013, según el Instituto Nacional de Estadísiticas, 57 por ciento de la población no había leído un libro por razones que no fueran académicas o profesionales. Un 10 por ciento de los hogares italianos no poseían un solo libro”, agregó la autora del libro “La distancia de Helsinki”.
Y si se empieza a vender patrimonio nacional, ¿a dónde va a parar la cultura en Italia?
Quizás el Gobierno deba afincarse más allá de la economía.