La catástrofe nuclear de Fukushima en Japón y el accidente aéreo del avión de Air France con la ruta Río de Janeiro-París, sucedieron bajo condiciones naturales bastante adversas.
Japón fue azotado por un arrollador tsunami para el cual era casi imposible estar preparado, mientras que el avión que se estrelló en el Atlántico en el 2009 en el vuelo nocturno, pasaba en medio de una tormenta eléctrica cuando sucedió el fatídico incidente.
Sin embargo, la Agencia Francesa de Investigación de Accidentes Aéreos (BEA, por sus siglas en francés) y el informe del Parlamento japonés a cargo de la investigación del siniestro nuclear revelaron que en cada accidente los errores humanos fueron el principal detonante.
Comunicados de ambos casos revelaron que la madre naturaleza no fue la única culpable, ya que ni el tsunami japonés ni la tormenta eléctrica en el Atlántico precipitaron los incidentes, sino la negligencia de los involucrados.
El error de Fukushima
Las sospechas fueron ciertas, el accidente nuclear en Japón fue a causa de imprudencias del hombre y no por culpa de los fenómenos naturales, como insistió la industria atómica nipona.
“La comisión considera que el pueblo japonés, y la comunidad global, merecen una respuesta completa, honesta y transparente a las interrogantes”, fue el mensaje que dio Kiyoshi Kuroyawa, presidente de la Comisión a cargo de la investigación.
En el reporte oficial de la Comisión Independiente de Investigación del Accidente Nuclear de Fukushima se planteó la pregunta central: ¿cómo un accidente así pudo ocurrir en Japón, una nación que se enorgullece de su reputación global por su excelencia en ingeniería y tecnología?
En su mensaje, Kuroyawa fue directo: “nuestro reporte cataloga una multitud de
errores y negligencias voluntarias que dejaron la planta de Fukushima vulnerable para los eventos del 11 de marzo de 2011″.
El presidente de la comisión sostuvo: “lo que debemos admitir, lastimosamente, es que este desastre fue ‘Made in Japan’ “, refiriéndose a que los responsables directos fueron los propios japoneses.
La investigación de más de 900 horas arrojó que el accidente de la planta fue “resultado de una colusión entre el gobierno, los reguladores de TEPCO (Tokyo Electric Power) , y una falta de gobernanza en cada una de las partes”.
La raíz del problema, argumentan autoridades niponas, fueron errores organizacionales que impidieron desarrollar los requerimientos de seguridad más básicos.
Entre dichos requisitos incumplidos estaban el de asesorarse en la probabilidad de los daños causados, prepararse para contener daños colaterales en un desastre como el tsunami, y desarrollar planes de evacuación a la población en caso de fuga de radiación.
Tras la catástrofe en Fukushima, el pánico en los reactores nucleares en el mundo se activó, tal como ocurrió después del accidente de Chernobyl.
Es cierto que, en conjunto, el terremoto y el tsunami fueron fatales para las instalaciones de la planta nuclear.
Sin embargo, la comisión investigadora apunta como principal causante las fallas humanas.
El reporte acepta que aún hay muchos cabos sueltos, ya que gran parte de la evidencia permanece dentro de la planta, a la cual no se podrá tener acceso en muchos años a causa de la radiación.
El comité investigador aceptó rotundamente que TEPCO tomó el tsunami como una manera de “evitar responsabilidades” y culpar a lo inesperado.
El informe emitido por los miembros de la comisión fue tomada por medios internacionales como un mea culpa, buscando redimir las pifias de quienes provocaron la peor crisis nuclear en el país asiático en mucho tiempo.
Con dirección a la tragedia
El accidente de Air France en el Atlántico se pudo haber evitado con solamente
virar la dirección de vuelo al lado contrario.
La causa principal fue el conjunto de errores de parte de pilotos mal entrenados y equipos fallidos que arrojaron lecturas equivocadas de la velocidad.
Todo esto se mezcló para causar la caída del avión en 2009, con un saldo de 228 muertes. Ninguno de los tripulantes del avión sobrevivió.
Dicho vuelo nocturno es el peor accidente de la historia de la aerolínea francesa.
La BEA aceptó en su informe final, al igual que la Comisión del accidente de Fukushima, que todo fue a causa de “factores humanos y técnicos”.
Según AP, el reporte dice que uno de los copilotos tomó una decisión fatal: durante la pérdida de sustentación aerodinámica, elevó la nariz de la aeronave en lugar de dirigirla hacia abajo, como debió de ser.
El Airbus A330 arrojó datos falsos de los censores sobre la posición del avión, entonces el copiloto pensó que el avión ya estaba apuntando hacia abajo, por lo que trató de levantar la nariz.
Esta es una maniobra básica que se les enseña a los pilotos desde el comienzo de su entrenamiento, ya que en caso de pérdida de sustentación, lo primordial es empujar la horquilla hacia adelante y acelerar al máximo para bajar la nariz del avión y aumentar la velocidad.
La acción contraria causó el desplome del avión y su colisión con el Atlántico.
El jefe de la investigación, Alain Buillard, dijo que los dos pilotos a cargo nunca se dieron cuenta que el avión pasaba por una pérdida de sustentación.
Dijo que solo una tripulación muy experimentada, con una comprensión clara de la situación, podría haber estabilizado el avión en esas condiciones.
Tres años tomó saber que todo fue por un error humano completamente evitable. Las revelaciones del evento japonés y francés representan un parteaguas en la manera en cómo se tomarán medidas de seguridad a futuro.
En Fukushima, el conjunto de errores y negligencias se conjuntaron con un evento inesperado de la naturaleza, al igual que el vuelo de Air France, con la diferencia que el accidente aéreo fue de una sola decisión.
Dos accidentes en dos países con altas medidas de seguridad, deben de ser una lección para todos. La línea entre evitar una catástrofe y tenerla puede estar a solo un paso de distancia, por ejemplo, un error humano.