Al borde estallido social
La crisis social, política y energética en la que está Venezuela se ha ido agravando de una manera acelerada, día a día, un panorama que hace unas semanas se veía poco esperanzador, hoy luce aún más dramático.
En el que ha sido el punto más álgido de los últimos meses en cuanto a las protestas de inconformidad, la noche del martes 26 de abril se presentaron algunos actos de violencia en el marco de protestas contra las medidas de ahorro de energía decretadas.
La crisis social, política y energética en la que está Venezuela se ha ido agravando de una manera acelerada, día a día, un panorama que hace unas semanas se veía poco esperanzador, hoy luce aún más dramático.
En el que ha sido el punto más álgido de los últimos meses en cuanto a las protestas de inconformidad, la noche del martes 26 de abril se presentaron algunos actos de violencia en el marco de protestas contra las medidas de ahorro de energía decretadas.
La respuesta del gobierno de Nicolás Maduro fue expedita, ordenó reprimir todos los actos violentos derivados de las protestas. En algunos de ellos incluso se reportó la presencia de legisladores de la oposición.
Al grito de “queremos comida” en varios puntos de Caracas, la capital venezolana, se registraron saqueos de forma violenta, esto ante las medidas de control de precios y el desabasto del que es víctima gran parte de la población venezolana.
Los incidentes fueron controlados alrededor de las 4 de la mañana del miércoles, y en las redes sociales fueron apareciendo en el transcurso de la noche fotos y videos de los saqueos y los comercios que fueron asaltados por los inconformes.
En la ciudad de Maracaibo continuaron las manifestaciones de protesta en contra de los cortes de luz que ha decretado el gobierno de Maduro. Los manifestantes acusaron que fueron reprimidos por la policía de manera violenta.
La situación en el país no podría ser más tensa, con un desabasto alimentario que alcanza niveles de escasez, con el racionamiento y control estricto del gobierno, con la inflación histórica y una población inconforme.
Todos estos ingredientes, que durante meses se han ido gestando en el país sudamericana, amenazan con derivar en una escalada de protestas violentas en contra del régimen de Nicolás Maduro, lo que a su vez traería una respuesta aún más violenta de los aparatos de seguridad del estado.
La situación recuerda a las protestas de 2014, que iniciaron en febrero contra el gobierno de Maduro. Las primeras manifestaciones se dieron en la ciudad de San Cristóbal y posteriormente se trasladaron a la capital.
En aquel entonces, los opositores encabezados por Leopoldo López protestaban por las mismas circunstancias que hoy se han agravado: la delincuencia, la alta inflación y la escasez de los productos básicos y la falta de garantía de los derechos civiles.
Los opositores en 2014 aseguraban, como aseguran los opositores e inconformes en la actualidad, que esta situación es causada por las políticas económicas adoptadas por el gobierno de Maduro.
El aparato oficial emprendió sus propias medidas, no solo de represión, sino de propaganda, al organizar distintas movilizaciones de apoyo al régimen en Caracas y otras ciudades del interior.
El saldo final de las protestas fue de 43 muertos, 873 heridos, más de 3 mil detenidos, entre ellos Leopoldo López y otros importantes personajes opositores, además de innumerables actos vandálicos y afectación de comercios e inmuebles.
El Foro Penal Venezolano, organización opositora el régimen denunció más de 33 casos de tortura derivados de las protestas; además se acusó al gobierno de Maduro de la preparación de bandas armadas que atacaban a los manifestantes opositores.
Sin embargo, el régimen siguió firme, y hoy, casi dos y medio año después estamos a las puertas de una nueva escalada en la inconformidad, la diferencia es que el gobierno de Maduro se sostiene con dificultad y le falta la firmeza de meses anteriores.
Además la presión internacional que impulsa un cambio en la política económica ha aumentado; a raíz de las protestas de 2014, organizaciones de derechos humanos están atentas a la situación en Venezuela, el régimen se tambalea.
Los otros frentes de Maduro
La última de las polémicas medidas del gobierno de Nicolás Maduro ha sido la reducción de la semana laboral a solo 2 días en el sector público. Por lo que los empleados públicos dejarán de laborar miércoles, jueves y viernes, por lo menos durante las próximas dos semanas.
Los aproximadamente dos millones de trabajadores del sector público habían visto ya reducida su semana laboral, pues ya tenían todos los viernes libres hasta el próximo 6 de junio, y solo trabajaban seis horas al día.
Las medidas, hasta ahora, no habían afectado el sector educativo del país, sin embargo, con las nuevas medidas decretadas por Maduro, las escuelas de nivel básico y medio no darán clase los viernes.
Esto ante la crisis energética que está azotando al país sudamericano y que ya ocasionó también las medidas de los cortes programados de la corriente eléctrica en las principales ciudades venezolanas, medida que arrancó esta semana y que ha generado protestas y su consiguiente represión.
Nicolás Maduro además se estaría enfrentando a un refrendo revocatorio que ya se viene preparando en la oposición venezolana.
Aunque hasta el momento la iniciativa no ha avanzado por el control que aún tiene Maduro en los órganos del Estado, la oposición ya está acelerando para comenzar el proceso de recolección de firmas para terminar con el mandato de Maduro.
Así que, Nicolás Maduro tiene varios frentes abiertos, las protestas que amenazan con ir aumentando de intensidad, una población descontenta por la crisis de los alimentos y una oposición que quiere, a como de lugar, sacarlo del poder.