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Alepo: el horror de la guerra

Durante cinco años, la impotencia y la inacción occidental, no sólo han llevado al estancamiento del conflicto, sino también han contribuido al fortalecimiento de los grupos más radicales dentro de la rebelión; esos mismos que se encuentran actualmente combatiendo en la primera línea de la resistencia en Alepo.

 

18
ciudades están sitiadas en Siria
Ninguna ayuda humanitaria ha podido entrar en un mes a las 18 ciudades sitiadas en Siria
Cerca de 300 mil civiles están intentando sobrevivir sitiados y bombardeados en la zona rebelde y Europa no podrá acogerlos 

Durante cinco años, la impotencia y la inacción occidental, no sólo han llevado al estancamiento del conflicto, sino también han contribuido al fortalecimiento de los grupos más radicales dentro de la rebelión; esos mismos que se encuentran actualmente combatiendo en la primera línea de la resistencia en Alepo.

 

La batalla de Alepo -que ha resultado ser más letal para los civiles, que para los rebeldes- se ha convertido, en las propias palabras de Peter Maurer, presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, en “uno de los conflictos urbanos más devastadores de nuestro tiempo.” 

 

Desencadenado en marzo del 2011 por la represión gubernamental hacia las protestas pro-democracia, el conflicto en Siria se ha vuelto mucho más complejo con la intervención extranjera y el aumento de los yihadistas en la zona. 

 

Y es que en Siria, tanto el Gobierno como las facciones rebeldes afirman que los objetivos de sus bombas y proyectiles son objetivos militares enemigos, pero los resultados indican que se están usando las armas deliberadamente contra la población más vulnerable.

 

La guerra en Siria ha dejado más de 290 mil muertos. Los niños suponen el 27 por ciento de los muertos en los bombardeos.

 

La ONU lleva contadas 18 ciudades sitiadas en Siria – en la mayoría de los casos por las fuerzas gubernamentales-, y alrededor de 600 mil personas viven en estas áreas.

 

Y la única intervención humanitaria que ha podido llegar a esta áreas viene del Programa Alimentario de la ONU que ha entregado su ayuda en forma de “gotas de aire” a los habitantes rodeados por el 

Estado Islámico. 

 

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, habló de una “catástrofe humanitaria sin precedentes.”  

Omran, un niño que sobrevivió entre los escombros de un bombardeo, se ha convertido en la cara de la guerra en Siria.

 

Europa entre la espada y la pared

 

Alepo se ha convertido en el epicentro de la tragedia en Siria. Pero la cuestión va mucho más allá de la propia Siria y Oriente Medio en general. Lo que se juega en las ruinas de esta ciudad – la segunda más importante del país – concierne a Europa en primer lugar. 

 

Y es que, después del acuerdo firmado con los europeos esta primavera, Turquía es el guardián que administra el flujo de refugiados que intentan ingresar a la Unión Europea. A cambio de esta labor está la reactivación del proceso de su adhesión a la UE y de la supresión del régimen de visados para los ciudadanos turcos. 

 

Una adhesión que, desde el fallido golpe de Estado del 15 de julio y la reacción autoritaria del presidente turco, se ha visto tambaleante, dejando a Europa entre la espada y la pared, ya que cerca de 300 mil civiles están intentando sobrevivir sitiados y bombardeados en la zona rebelde y Europa no podrá acogerlos. 

 

Y es que, si las fuerzas de Assad, junto con sus aliados rusos e iraníes, fueron capaces de cercar y reconquistar los barrios orientales de Alepo -controlada desde julio del 2012 por la rebelión -, hay cientos de miles de personas que huirán a la vecina Turquía. Y ahí, se acumularán en la frontera en campamentos improvisados, antes de que Ankara, tal vez, los deje entrar y unirse a las filas de los 3 millones de sirios que ya alberga.

 

Ineficacia de las fuerzas occidentales

 

Pero, sobre todo, Alepo ha puesto de manifiesto la poca credibilidad que resta a los occidentales en un conflicto que ha traído a por lo menos 290 mil muertos y unos 7 millones de desplazados que viven en otro país en calidad de refugiados. 

 

Y es que hace cinco años, después de haber establecido ellos mismos como límite para una intervención en Siria el uso de armas químicas por parte del régimen de Damasco contra su propio pueblo, en el 2013 Barack Obama finalmente renunció a los ataques previstos. Y con ello, los rusos pudieron proteger el régimen de Assad. 

 

Pero el avance del Estado Islámico llevó a los países occidentales a una nueva etapa en el conflicto armado, cuando en septiembre de 2015 y con la intervención militar, la batalla se orientó más a impedir la derrota militar del régimen de Assad, que a luchar contra el Estado Islámico.

 

Y tanto el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, como la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, hicieron un llamado a Rusia – cuyas fuerzas militares apoyan al régimen del presidente sirio Bashar Al-Assad en Alepo –, a Estados Unidos y a todos aquellos que combaten en el terreno “a apoyar los esfuerzos para una tregua.”

 

Esta es la condición previa para la reanudación de las negociaciones en Ginebra que el enviado especial de la ONU en Siria, Staffan de Mistura, espera para finales de este mes.

 
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