El Parlamento británico tiró una de sus últimas cartas, y le dio al gobierno representado por la primera ministra Theresa May algunas fechas para que se pueda lograr una salida respetuosa de la Unión Europea.
Y aunque ya se estableció una fecha, ésta podría cambiar y posponerse hasta dentro de dos años. Los comunes acordaron que si aceptan el plan que la funcionaria británica les presentará, por tercera ocasión, entonces el Brexit se llevará a cabo, sí o sí a mediados de este año, pero si lo rechazan, se aplazará.
“Quedan dos semanas para el 29 de marzo, y como siempre he dicho, cuando llegas al final de una negociación es cuando comienzas a mirar a los ojos a la gente y llegas al punto en el que es posible un acuerdo”, dijo Arlene Foster, líder del Partido Unionista Democrático (DUP).
El pasado 12 de marzo, el Parlamento se negó a aceptar, por segunda ocasión, el plan del Brexit al que Reino Unido había llegado con Bruselas el 5 de noviembre del año pasado, después de meses de negociaciones.
Los comunes no sólo aceptaron el día de ayer un aplazamiento al Brexit, sino que también acordaron no realizar otro referéndum. El Grupo Independiente fue el que propuso realizar una segunda votación, pero ésta fue rechazada por 334 votos frente a 85.
Desde el año pasado, Theresa May había sostenido que una segunda votación para decidir si Inglaterra salía o no de la Unión Europa, era una falta de respeto a quienes habían votado a favor de esta polémica decisión.
La dirección del Partido Laborista, en comunicación con los responsables del principal grupo de presión que impulsa una segunda consulta, People’s Vote, acordó que no era el momento de llevar a la Cámara el asunto. La moción del referéndum sólo obtuvo el respaldo de un puñado de laboristas rebeldes, de los liberales demócratas y de los nacionalistas escoceses del SNP.