La Guerra de Afganistán sigue causando consecuencias. A tres años de que el conflicto aumentara, los talibanes continúan atacando a sus rivales, los militares estadounidenses.
Este martes, tres soldados norteamericanos murieron y tres más resultaron heridos por la explosión de una bomba casera cerca de la ciudad de Ghazni, en el centro de Afganistán, de acuerdo con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en un comunicado.
La alianza militar no incluyó los detalles de las circunstancias del ataque, el cual causó tres de las nueve bajas militares que ha sufrido Estados Unidos en el país asiático en lo que va del año.
Horas después del ataque, los talibanes confirmaron su autoría. A través de un comunicado, uno de sus portavoces, Zabihulá Mujahid, recalcó que la explosión iba dirigida contra un convoy estadounidense.
El atentado mortal se produjo tras el anuncio del pasado sábado de la muerte de un soldado estadounidense en la provincia de Nimroz, al suroeste de Afganistán. La OTAN señaló que el militar fue probablemente mutilado por un afgano, en el marco de los combates con militantes de Al Qaeda.
“Nada indica que haya sido un incidente intencional (…) La mayoría de los soldados estadounidenses que han muerto en Afganistán han fallecido en ataques desde el interior, cometidos por un miembro de las fuerzas de seguridad afganas”, recalcó la organización.
Más de dos mil 400 soldados estadounidenses han perdido la vida en el país asiático desde que comenzó la intervención de Estados Unidos en 2001 para derrocar al régimen talibán, entonces en el poder. El número de víctimas norteamericanas disminuyó a finales del 2014, cuando las fuerzas afganas sustituyeron a las tropas de combate con los miembros de la OTAN, dirigidas por la nación americana.
A través de un recuento, el presidente afgano, Ashraf Ghani, señaló que desde 2015, 58 soldados estadounidense han muerto en su territorio.
Angélica Alba Cuéllar, internacionalista de la Universidad del Rosario, en Colombia, detalló en su texto “El resurgimiento de los talibanes en Afganistán” que el movimiento ha desplegado una violencia difícilmente controlable que contribuye a mantener el clima de inestabilidad y desafía la capacidad del gobierno de ejercer eficazmente su autoridad
