Un video en el que militantes del Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés) aparecen destrozando una colección de estatuas y esculturas de la cultura asiria indignó al mundo el mes pasado.
Los ánimos se desgastaron de nuevo cuando días después autoridades iraquíes denunciaron que ISIS destruyó la milenaria ciudad Hatra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Aunque las acciones del grupo extremista fueron un duro golpe para la cultura, ninguno de estos causó pérdidas humanas.
Fue hasta el pasado martes cuando integrantes de esta organización perpetraron un ataque en Museo Nacional Bardo de Túnez que le cobró la vida a 24 personas, en su mayoría turistas.
Fue hasta ayer cuando el Estado Islámico se adjudicó el atentado, que también dejó decenas de heridos.
Mientras, las fuerzas de seguridad tunecinas detuvieron a nueve personas vinculadas con la balacera en el centro cultural.
El primer ministro, Habib Essid, dijo a la estación francesa de radio RTL que Túnez trabaja con otros países para saber más de los dos agresores, quienes murieron al enfrentarse con la policía. Fueron identificados como Yassine Laabidi y Hatem Jachnaoui.
Turismo en riesgo
El impactante ataque también amenazó con nuevos problemas para la industria turística, que lleva a miles de extranjeros cada año a sus playas mediterráneas, oasis desérticos y ruinas romanas, y acababa de empezar a recuperarse tras años de declive.
Dos cruceros en los que viajaban algunas de las víctimas zarparon el jueves de madrugada de Túnez, uno de los países donde floreció la Primavera Árabe.
(Con información de AP).
