JERUSALÉN
Miles de peregrinos cristianos acudieron a Jerusalén para festejar el Domingo de Ramos, al iniciarse la Semana Santa.
Con palmas y ramas de olivo, los peregrinos acudieron al Monte de los Olivos en la Ciudad Antigua de Jerusalén. Unas 15.000 personas participaron en la procesión según la policía israelí.
El Domingo de Ramos conmemora la entrada de Jesús a Jerusalén y marca el inicio de la Semana Santa. El Viernes Santo conmemora la crucifixión y muerte de Jesús y después se observa el Domingo de Resurrección.
La procesión pasa por el Monte de los Olivos hasta el Jardín de Getsemaní donde según la Biblia Jesús fue traicionado, y finalmente por las callejuelas de la Ciudad Antigua.
VATICANO
El papa Francisco advirtió a los católicos, incluidas las autoridades de la Iglesia, en contra de juzgar demasiado y de ser presuntuosos, en su homilía de una misa por el Domingo de Ramos. Decenas de miles de peregrinos, turistas y romanos llenaban la Plaza de San Pedro para la ceremonia al aire libre.
“Celebraciones festivas y tortura brutal: el silencio de Jesús durante su pasión es profundamente impresionante”, dijo Francisco en su homilía.
El papa advirtió en contra de la tentación del “triunfalismo” que según dijo se alimenta “mirando a otros por encima del hombro y juzgándolos inferiores, faltos, fallidos”.
Francisco añadió que “una forma sutil de triunfalismo es el cosmopolitismo espiritual, que representa el mayor peligro, la mayor tentación que amenaza la Iglesia”. Recomendó humildad como forma de combatir esas tentaciones.
En sus últimas décadas, la Iglesia católica se ha visto sacudida por revelaciones de pedofilia y otros abusos sexuales por parte del clero, y a menudo esfuerzos sistemáticos de su jerarquía para cubrir esos sucesos. Los escándalos han afectado incluso a obispos y cardenales, y golpeado la confianza de incontables fieles de a pie.
El papa bendijo con agua bendita las ramas de palma y olivo que sostenía los asistentes a la misa del domingo. Desde los escalones al pie del obelisco en el centro de la plaza, observó mientras los prelados formaban un círculo a su alrededor mientras sostenían palmas trenzadas.
Tras las bendiciones, el papa, ataviado con ropas rojas y una palma trenzada, se unió a la procesión hasta un altar al aire libre para celebrar la misa.
BOLIVIA Y SU PARTICULAR AYMARA DE ANIMALES (CRÓNICA)
Tras la llovizna de la noche el aire huele a oveja mojada en el mercado donde indígenas llegan a vender y comprar animales en una singular feria callejera anual en los suburbios de esta ciudad boliviana de rostro aymara.
Se llama Feria de Ramos en honor a la celebración católica del Domingo de Ramos y está dedicada a la compra y venta de animales como en los tiempos bíblicos, aunque con el tiempo se ha convertido en una feria más en esta ciudad dominada por el comercio informal.
Armando Risalazu trajo desde el vecino Puno en Perú sus ovejas Hampshire, “para que crucen y mejoren la raza de la oveja común (criolla)”.
Aunque este año dominan las ovejas, también se venden cerdos pequeños, patos, conejos y gallinas junto a herramientas de labranza, sogas para el acarreo de animales y hasta arados de madera. Sólo en un puesto se expenden hojas de palma para la misa del Domingo de Ramos.
Poco más allá, tendidos en el piso, se ofrecen víveres, ropa, fruta, verduras, discos compactos piratas y hasta una antena satelital.
Julia Ramos aviva la llama de su cocina improvisada para que no se enfríe su venta de pescado frito que ha traído del lago Titicaca, cerca de aquí en el altiplano de Bolivia.
El vicealcalde del barrio de San Roque, Hugo Dávalos, dice que quiere convertir la feria en un gigante mercado callejero como muchos en esta ciudad ubicada a 3.900 metros de altitud, vecina de La Paz, de poco más de un millón de habitantes y de fuerte migración rural.
“El comercio trae progreso a los barrios”, asegura.
Pero la feria de animales todavía mantiene su antigua raíz de regateo y es un espacio de encuentro social y cultural donde indígenas de pueblos aymaras se dan cita para abastecer su corral.
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