El pasado 16 de julio, durante el primer encuentro bilateral entre Vladimir Putin y Donald Trump, el Helsinki, Finlandia, el presidente de Rusia regaló al de Estados Unidos un balón conmemorativo del Mundial de futbol de 2018; información de la marca Adidas sugiere que el obsequio podría tener un dispositivo escondido.
El reporte de Adidas señala que el baló tiene incrustado un microchip que permite tener acceso a información de la marca desde un smartphone, y no necesariamente es un mecanismo de espionaje.
Lindsey Graham, senador republicano y crítico del presidente Vladimir Putin, aseguró en redes sociales que él revisará el regalo para confirmar que no tenga micrófonos ocultos.
El legislador afirmó que no permitirá que el balón esté en la Casa Blanca.
Donald Trump ya hizo planes para el regalo, y aseguró que se lo dará a su hijo Barron, de 12 años, aficionado del deporte.
Como medida de seguridad, el Servicio Secreto de Estados Unidos revisa todos los presentes que se dan al presidente.
En Estados Unidos, no todos ven con buenos ojos la relación entre Trump y el mandatario de Rusia, e incluso en el país vecino se lleva a cabo una investigación por la presunta intervención de Moscú en los comicios presidenciales de 2016, en los que Hillary Clinton fue derrotada.
Trump confirmó que tiene deseos de volver a encontrarse con Putin, pero hasta el año 2019, cuando concluyan las pesquisas a las que el republicano ha calificado como una “caza de brujas”.