Barack Obama, expresidente de Estados Unidos, entró de lleno en la carrera electoral de su país después de que se alejó de los reflectores al final de su segundo periodo en la silla presidencial, en enero de 2017. El exmandatario retomó sus apariciones públicas como un espaldarazo a Joe Biden, el candidato del Partido Demócrata, quien se jugará la presidencia frente a Donald Trump en noviembre próximo.
Obama, quien fue el primer presidente afroamericano en Estados Unidos, vuelve a dar discursos y a aparecer en público para hablar sobre temas coyunturales en una época atípica para su país, que se debate entre una menor expansión económica, el desempleo, la crisis sanitaria por el Covid-19 y en últimos días, por los movimientos antirracistas que han puesto en jaque al presidente Trump.
A días de la muerte de George Floyd a manos de un oficial de Minnesota, Barack Obama llamó a los alcaldes a impulsar e implementar reformas judiciales para evitar los abusos policiales que han ocasionado muertes, en una conferencia contra la violencia convocada por My Brother’s Keeper Alliance, una fundación que busca acortar las brechas de desigualdad que enfrentan los jóvenes de la comunidad afroamericana.
Cabe recordar que el sistema político de Estados Unidos permite que cada estado sea responsable de las acciones de sus cuerpos policiacos, por lo que en la mayoría de las detenciones de policías que abusan de su figura de autoridad, lo más que ocurre son los despidos a nivel local.
Es por ello que el exmandatario hizo énfasis en la necesidad de cambiar las leyes con el fin de generar confianza entre la ciudadanía y también para salvar vidas, como parte de los retos estructurales a los que se enfrenta su país.
“Estoy llamando a cada alcalde de este país a revisar sus políticas del uso de la fuerza con sus comunidades para que se comprometan a emitir un plan de reformas. Lo que ha pasado en las últimas semanas es una increíble oportunidad para cambiar esto y llevar a Estados Unidos a sus mayores ideales”, dijo Obama en su discurso a través de una plataforma digital.
Las declaraciones del político demócrata resultan un golpe certero para Donald Trump, quien llamó “estúpidos” a los alcaldes de las ciudades en donde las manifestaciones antirracismo no han parado y algunos grupos han provocado saqueos e incendios de edificios públicos.
El mensaje de Trump también tiene un trasfondo político, dado que en sus declaraciones denosta el trabajo de los gobiernos locales de la fracción demócrata, como es el caso de Jacob Frey, alcalde de Minneapolis.
Además, el mandatario estadounidense también amenazó con invocar la Ley de Insurrección para que las Fuerzas Armadas se encargaran de dispersar los movimientos antirracismo, que no han parado desde el homicidio de Floyd, el 25 de mayo. Esta crisis ha causado que 48 por ciento de la población desapruebe su administración, de acuerdo con un sondeo de la consultora Gallup.
El manejo de la crisis racial del republicano lo ha llevado a retroceder en las preferencias electorales del próximo 3 de noviembre, a lo que se suma la emergencia sanitaria, que ubica a Estados Unidos como el país con más contagios de Covid-19 a nivel mundial, con 1.87 millones de casos confirmados.
Barack Obama ha dado golpes certeros, pero en una oratoria que no critica de forma directa la administración de su sucesor. No obstante, sus discursos a favor de la multiculturalidad racial y el reconocimiento de una crisis del sistema de salud de su país se dan para recordar a la ciudadanía cuál es la línea política de los Demócratas y de su candidato presidencial.
Joe Biden, quien fue vicepresidente de Estados Unidos durante la administración de Obama, también ha manifestado su apoyo a las movilizaciones antirracismo y ha acusado públicamente a Trump de dividir al país, en la misma línea discursiva que el político afroamericano.
El debate del “Obamagate”
Donald Trump es un estratega que conoce muy bien el alcance del enemigo que lo acecha y, por ello, en diversos foros ha acusado a Obama de sabotear su presidencia como parte de sus tácticas para repuntar en su carrera por la reelección en la Casa Blanca.
“Obamagate” es como el presidente norteamericano ha nombrado a una supuesta conspiración a través de la cual Barack Obama cometió espionaje en contra de su sucesor. Sin embargo, Trump no ha dado detalles sobre estas actividades que calificó como “el mayor crimen político de la historia”.
El mandatario republicano dijo que en próximas semanas se conocerá de qué se trata el supuesto complot, mientras que algunos medios consideran que se revelará si personas cercanas a Obama le pusieron una trampa a Michael Thomas Flynn, exconsejero de Seguridad Nacional de Trump, para evidenciar su relación con los rusos y así dañar la imagen de Trump.
Flynn fue acusado de sostener reuniones secretas con Serguéi Kislyak, entonces embajador de Rusia en Washington, durante el periodo de transición entre las administraciones de Obama y Trump, en 2016.
Mientras los republicanos buscan llevar a funcionarios de la administración de Obama ante el Congreso para ahondar sobre esta investigación antes de las próximas elecciones, los demócratas acusan a Trump de lanzar una cortina de humo sobre los errores de su gestión del coronavirus como parte de su estrategia electoral.