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sido mujeres.
La oposición de Europa a la pena de muerte ha puesto en aprietos a Estados Unidos.
Las últimas ejecuciones de EU, entre las que se encuentra la de un mexicano, ha puesto sobre la mesa una vez más el tema de la aplicación de la pena capital.
Las naciones de la Unión Europea (UE) son famosas por diferir en casi todo cuando se trata de una política común, pero todas ellas concuerdan enérgicamente —y con orgullo— en algo: abolir la pena capital, por lo que no es de extrañar que desde hace unos años el bloque prohibiera la exportación de productos usados en las ejecuciones.
La medida que fue tomada por la UE hace nueve años con el objetivo de ser el “actor institucional puntero y el mayor donante en la lucha contra la pena de muerte”, ha logrado que Estados Unidos esté pasando por una escasez aguda de estas sustancias, hasta el punto que algunos estados consideran soluciones como el fusilamiento y la cámara de gas.
El país norteamericano ha tenido que recurrir a otros productos químicos para lograr su cometido, pero los resultados no han sido buenos.
El mes pasado, un ejecutado en Ohio tardó 26 minutos en morir, mientras que las últimas palabras de otro recluso de Oklahoma fueron: “Siento que arde todo mi cuerpo”.
La posición de la UE es clara: “Nuestra tarea política es defender la abolición de la pena de muerte, no facilitar su realización”, dijo Barba Lochbihler, presidenta del subcomité de derechos humanos del Parlamento Europeo.
(Fuente: AP)
