Cajita infeliz
Los empleados de la cadena de hamburguesas McDonald’s siempre preguntan si deseas “agrandar tu combo” (promoción mejor conocido como super-size). Ahora, ellos quieren que “agranden” sus salarios.
Las cadenas de comida rápida en Estados Unidos se han preocupado por incrementar sus ganancias a través de su fachada: mejorar la apariencia de sus establecimientos, agregarle variedad a su menú, promover líneas de comida Premium.
Sin embargo, en las entrañas de estas franquicias se está creando una bomba de tiempo: la inconformidad de su fuerza laboral.
Jorge Mireles
Los empleados de la cadena de hamburguesas McDonald’s siempre preguntan si deseas “agrandar tu combo” (promoción mejor conocido como super-size). Ahora, ellos quieren que “agranden” sus salarios.
Las cadenas de comida rápida en Estados Unidos se han preocupado por incrementar sus ganancias a través de su fachada: mejorar la apariencia de sus establecimientos, agregarle variedad a su menú, promover líneas de comida Premium.
Sin embargo, en las entrañas de estas franquicias se está creando una bomba de tiempo: la inconformidad de su fuerza laboral.
Ayer, cientos de empleados de McDonald’s, Wendy’s y Taco Bell –cuyos puestos de trabajos son conocidos como “McJobs”– se declararon en huelga para exigir mejoras salariales.
Actualmente, este sector gana en promedio el salario mínimo federal estadounidense: aproximadamente 7.25 dólares la hora y desean que aumente a 15.
Thomas Perez, secretario del Trabajo norteamericano, dijo en una entrevista a la agencia The Associated Press que estas demandas laborales se asemejan a la Marcha de Washington de 1963, cuyas exigencias eran similares y buscaban mejorar las condiciones de vida a los trabajadores.
“Para muchas personas que laboran por salarios mínimos, el ascenso a mejores oportunidades se siente cada vez más lejos”, comentó Perez.
Las demandas de la gente laborando en los “McJobs” no es un fenómeno aislado. Actualmente, la Casa Blanca y diferentes legisladores promueven un aumento en el salario mínimo federal, el cual tuvo su última subida en 2009, un año después de que estallara la crisis.
No obstante, la propuesta del gobierno dista bastante de lo que los trabajadores en huelga reclaman, pues la administración de Barack Obama propone un aumento a nueve dólares la hora.
Lo curioso es que las franquicias de comida rápida han gozado de mejorías en sus finanzas en el último año.
Tal es el caso de McDonald’s, el estandarte de las fast-food por excelencia, cuyas ventas en territorio norteamericano aumentaron 1.7 por ciento el último mes, muy arriba del incremento de 0.3 por ciento que anticipó Wall Street, de acuerdo a reportes de Leslie Patton de Bloomberg News.
No obstante, la clave de este éxito se debe más al enfoque en el producto final que a la elaboración del mismo.
El reporte financiero de 2012 de McDonald’s mostró que las ventas incrementaron por décimo año consecutivo, pero su estrategia se concentró esencialmente en ampliar la diversidad del menú –la creación de productos Premium, la expansión en el catálogo de bebidas del McCafé, etc.– pero dejó en rezagado la preocupación por dar un buen trato a la operación.
El informe habla de “modernizar la experiencia del consumidor” con restaurantes más bonitos, la preparación de los alimentos con mayor rapidez y autoservicios con mayor capacidad.
En otras palabras, buscan la satisfacción del consumidor a costa de la insatisfacción de sus trabajadores.
El premio de la ‘Cajita infeliz’
McDonald’s podrá presumir ser una de las compañías más grandes con presencia en todo el globo e ingresos mayores al del Producto Interno Bruto de muchos países.
Sin embargo, los costos humanos de mantener una “maquinaria” de alimentación rápida tan vasta ha pasado factura.
Los organizadores de las huelgas señalaron que el servicio de en estos se establecimientos se paralizó en más de 50 ciudades de Estados Unidos –Detroit, Chicago, Seattle, St. Louis, etc.–, similar a la jornada de paros en noviembre del año pasado en Nueva York.
“No puedo perseguir mis sueños trabajando en un McDonald’s.
“Con el dinero que gano por hora es difícil enfocarse en mi escuela y no quiero depender del gobierno toda mi vida pero, actualmente, esa es la única opción que tengo porque no puedo financiarme ni a mí misma ni a mi familia”, comentó Shaniqua Davis, una empleada neoyorkina del popular restaurante de hamburguesas a AP.
Uno de los pilares de sus demandas, aparte del aumento salarial, es tener la posibilidad de poder formar sindicatos, que a diferencia de muchos otros sectores laborales cuyos ingresos son similares al salario mínimo, no tiene un grupo ni una organización a la que puedan acudir para pelear por mejores condiciones de trabajo.
Actualmente, el Sindicato Internacional de Empleados de Servicio, que respalda a dos millones de trabajadores de los sectores de salud, mantenimiento y otras industrias, se ha encargado de brindar asistencia a los huelguistas a través de financiamiento y entrenamiento en toda la Unión Americana.
No obstante, la batalla está muy lejos de ser ganada. Muchos de los otros trabajadores de las empresas ya mencionadas no se enteraron de la huelga.
“La falta de información entre los mismos trabajadores refleja el reto que enfrentan los organizadores.
“Los manifestante siguen representando una mínima fracción de la industria”, escribió Candice Choi y Karen Matthews de AP.
De momento, McDonald’s Corp. y Burger King Worlwide Inc. se lavaron las manos y argumentaron a través de un comunicado que los sueldos no los deciden ellos, sino están bajo el control de franquicias independientes que operan la mayoría de sus restaurantes.
El precio de las acciones de McDonald’s (MCD) cayeron 1.27 por ciento a raíz de la jornada de manifestaciones. En 2012, la cadena reportó ganancias equivalentes a 5.47 mil millones de dólares, cifra mayor al PIB de más de 40 países.
La parte triste detrás de la Cajita Feliz
El ingreso de los trabajadores de muchas empresas de comida rápida en Estados Unidos es igual al salario mínimo federal: 7.25 dólares la hora en promedio.
Sus demandas son de que dupliquen el salario a 15 dólares la hora y se les permita formar sindicatos.
La opción más viable es que el gobierno de Barack Obama proponga un aumento del salario mínimo, sin embargo, esta propuesta será incrementarlo a 9 dólares la hora.
Si se trabajara en un McDonald’s estadounidense, se percibiría un ingreso de 10 mil dólares al año, cantidad insuficiente para subsistir por el coste de vida.
Las ventas de McDonald’s del mes pasado aumentaron 1.3 por ciento, encima del 0.3 previsto por Wall Street.