Carta a la Patrulla Fronteriza
Una exagente de la Patrulla Fronteriza escribe una carta a sus compañeros para que reflexionen sobre el papel que juegan en la crisis migratoria. La activista también denuncia las violaciones a derechos humanos en los centros de detención
Imelda García“¿Cómo crees que te verá tu familia? ¿Cómo crees que tu comunidad verá tus acciones? ¿Cómo imaginas que será tu relación con tus hijos después de desarrollar un trastorno de estrés postraumático a partir de las cosas que estás haciendo?”, son palabras dirigidas a la Patrulla Fronteriza.
Así es como Jenn Budd, una exagente de la Patrulla Fronteriza —la Migra, como se le conoce popularmente— comienza una carta a sus excompañeros y los llama a reflexionar sobre sus acciones y el papel que juegan en esta crisis migratoria.
“Mira a tu alrededor. ¿Cuántos de tus compañeros agentes ya han renunciado? ¿Cuántos tienen problemas con las drogas y el alcohol? ¿Están engañando a sus esposas? ¿Están en su segundo o tercer divorcio? ¿Cuántos de tus compañeros agentes se han suicidado o han amenazado con hacerlo?”, continúa la exagente.
Budd escribió la carta en el contexto de una crisis humanitaria en la frontera sur de Estados Unidos por la detención masiva de migrantes y la separación de familias; de su internamiento en lo que algunos han catalogado como campos de concentración; y la amenaza del presidente Donald Trump de comenzar con deportaciones masivas a partir de la próxima semana.
“Supongo que al igual que yo, tú te uniste a la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos por muchos motivos: para servir y proteger a tu país, para pagar la matrícula universitaria, para proveer a tu familia o simplemente para tener un trabajo estable”.
Budd expresa en el texto que cuando los agentes participan en presionar a los solicitantes de asilo para que se vayan lejos de los puertos de entrada y busquen el peligroso terreno intermedio, es probable que sus acciones conduzcan a muchas muertes.
“Ya sea que mueran bajo tu custodia o no, cuando aplicas políticas tan descaradamente dañinas, compartes la responsabilidad por sus muertes, tal como consideras que hacen los contrabandistas cuando le dicen a los grupos por dónde deben pasar”, dice la exagente.
La misiva fue publicada por la Coalición de Comunidades de la Frontera del Sur (Southern Border Communities Coalition, en inglés).
Jenn Budd fue agente de la Patrulla Fronteriza entre 1995 y 2001. Según su propio dicho, renunció en protesta por la corrupción y la falta de responsabilidad que presenció.
“Tuve un cambio de mentalidad, de corazón”, afirmó Budd en un escrito anterior.
Ahora, Budd es activista y presta ayuda en refugios de migrantes, en un intento por remediar un poco el daño que provocó como agente en la frontera.
En su carta pública a sus excolegas, Budd les dice que justificar sus acciones diciendo que seguían órdenes, no les libra de su verdadera responsabilidad.
“Cuando un agente supervisor de la Patrulla Fronteriza te ordena que pongas a 250 seres humanos en una celda destinada a albergar a 75 con un solo inodoro, sabes que estás violando la política y poniendo en peligro la salud de quienes están bajo tu cuidado. Cuando su supervisor de operaciones de campo te exige que deseches todas las pertenencias y medicamentos de quienes se encuentran bajo tu custodia, eres consciente de que algunos hombres, mujeres y niños pueden morir a causa de tus acciones”.
Budd también comparte en la carta que en algunas ocasiones los agentes a cargo de una estación piden a otros de puestos inferiores que descarguen el agua contaminada utilizada para limpiar las celdas de contención en el agua potable de la ciudad, acción que infringe la ley.
La carta ha sido publicada en varias redes sociales y, en ella, Budd dice que intenta responder a la pregunta que muchos le han hecho sobre qué les diría a quienes aún son agentes de la Patrulla Fronteriza, a quienes les dice que hay dos caminos: renunciar o exigir cambios.