El Brexit entró a su última etapa, sin embargo parece que un acuerdo comercial para poner fin al “divorcio” entre Reino Unido y la Unión Europea está lejos de ocurrir.
Esta vez quien saboteó las ya fracturadas negociaciones fue el COVID-19. Uno de los negociadores de la Unión Europea dio positivo a la enfermedad, lo que llevó a los acuerdos al congelador y con ello aumenta la posibilidad de que no se tengan nuevas reglas bilaterales, al menos durante este año.
El francés Michel Barnier, representante de Bruselas, informó que un miembro de su equipo contrajo la enfermedad, por lo cual se tomó la decisión de suspender las negociaciones para detallar el Acuerdo de Retirada, sin que hasta el momento haya una fecha para reanudar los encuentros.
En tanto, David Frost, representante de Reino Unido, ha declarado que mantienen las conversiones con los negociadores de Bruselas para dar continuidad a los encuentros que iniciaron en marzo y que debieron terminar en octubre pasado.
Sin embargo, el optimismo en las negociaciones por parte de los líderes de ambos bandos podría no ser suficiente para dar aire a los acuerdos respecto al control de la frontera irlandesa, cláusula que ha estado causando jaloneos en las mesas de negociación.
Reino Unido y los países que integran el bloque económico tenían un calendario ajustado para delinear un nuevo tratado comercial, que debía ser aprobado a más tardar el 19 de noviembre para que el Consejo Europeo tuviera tiempo para su aprobación, la cual podría llevar cerca de cuatro semanas, antes de las fiestas por finales de año.
Por ahora, la idea de contar con un acuerdo que entre en vigor al mismo tiempo que entra en vigor la separación funcional del Reino Unido parece esfumarse, no obstante, las partes podrían llegar a un acuerdo para evitar una separación dura, proyecta Monserrat Castillo, internacionalista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“El proceso para consumar el Brexit ha sido muy complejo, en gran parte por la postura de Reino Unido. Sus representantes quieren demostrar desde ya su autonomía, pero también han notado que podrían verse en un escenario poco favorable en el caso de no ceder un poco”, opina la especialista.
La dureza de Reino Unido en el Brexit
Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido, ha sido la cara dura del Brexit desde antes de la instalación de las mesas para establecer las reglas del Acuerdo de Retirada.
El primer ministro tiene en su poder la decisión de solicitar una prórroga para las negociaciones, sin embargo su negativa para ir por esta opción aviva la idea de que la salida de Reino Unido del bloque será una ruptura compleja.
Sin un pacto comercial, Reino Unido y la Unión Europea operarían bajo las reglas de la Organización Mundial del Comercio a partir del 1 de enero del próximo año, lo que significa la imposición de pagos arancelarios sobre los bienes.
En este sentido, hay que considerar que el 43 por ciento de los envíos de productos británicos llegan a los países europeos y el pago de aranceles elevará sus precios finales para los consumidores frente a los de otras regiones como la africana.
Si bien, no contar con un acuerdo que permita tener reglas claras para la naciente relación en la región europea, en el contexto actual sería la economía de Reino Unido quien pudiera resultar más afectada con Brexit duro, dada la complejidad para sustituir los mercados.
A este escenario se suma que el país enfrenta una segunda oleada de contagios de coronavirus por lo que el gobierno británico tuvo que endurecer las medidas de confinamiento para contener los contagios, lo cual pone en jaque su ya golpeada economía.
Esta situación complica la recuperación del Producto Interno Bruto (PIB) de Reino Unido después del coronavirus, dado que el país quedará sin el apoyo financiero del bloque, lo que supone mayores desafíos para la administración de Johnson.
A esto se añade el riesgo por el aumento en el desempleo hacia el cierre de este año, lo que provocará un menor ingreso para las familias, lo que significa que los británicos serán más cautelosos para abrir la cartera, alentando las perspectivas de una lenta expansión económica.
La recuperación de los empleos también está en vilo por el Brexit duro, que genera incertidumbre respecto a la inversión empresarial, mientras el país enfrenta el éxodo de compañías multinacionales que mudaron sus sedes a otras naciones europeas.
“Reino Unido debe ser cauteloso en cómo entrará a un Brexit duro porque cuenta con menos opciones sin la Unión Europea. Tiene que replantear sus mercados y también sus políticas de una manera totalmente autónoma y esto será una prueba enorme para Boris Johnson, quien ya está siendo juzgado por otras figuras políticas al interior del país”, declara la especialista.