Los diferentes países en el mundo apostaron por el confinamiento, pero Suecia decidió ir contracorriente y estableció una estrategia sanitaria diferente para enfrentar el coronavirus, la cual no considera medidas extremas de distanciamiento social.
Las naciones que conforman la Unión Europea delinearon medidas que golpearán sus economías mientras sus sistemas de salud estuvieron al borde del colapso. Por su parte, las autoridades suecas dejaron que la ciudadanía sea responsable de emprender acciones para no contagiar a otras personas o a sí mismos y sólo pidieron a los mayores de 70 años permanecer en sus casas, dado que están dentro de los grupos vulnerables.
Como parte de esta política relajada de distanciamiento social, Suecia mantiene abiertas las escuelas para alumnos menores a 16 años, bares y cafeterías, mientras que el trabajo remoto no es obligatorio. Además, permite el desarrollo de eventos sociales, culturales y la celebración de algunas festividades siempre y cuando el aforo a los mismos sea menor a 50 personas.
Esta estrategia sanitaria, conocida como inmunidad colectiva o inmunidad de rebaño, está liderada por Anders Tegnell, jefe de la agencia sueca de salud, quien se ha convertido en un personaje popular para los ciudadanos de su país y los políticos del mundo, quienes se mantienen sigilosos ante los resultados de su peculiar método para enfrentar al coronavirus.
El epidemiólogo de 63 años, en entrevistas con diversos medios internacionales, declara que el país nórdico atiende la emergencia sanitaria como cualquier otra que han enfrentado en el pasado, es decir, con un manejo transparente de la situación para contar con la responsabilidad individual y colectiva de la población como principal herramienta para combatir el virus.
“Hemos dicho a la gente que asuma su responsabilidad y haga lo que les parezca mejor para no contagiar a otras personas, esta estrategia históricamente nos ha funcionado bien”, dijo Anders Tegnell en una entrevista con el diario británico Independent.
La epidemióloga Andrea Domínguez Barbosa comenta que las características sociales de Suecia permiten a las autoridades emprender esta estrategia sanitaria, aunado a que su población es de 10.23 millones de habitantes, muy pequeña en comparación con otras naciones del continente europeo.
“Suecia es un país pequeño y es históricamente líder en investigación científica. No dieron un salto a ciegas, tiene cierta evidencia, pero basan esta estrategia en que su población no es tan grande y en que los suecos ya practican el distanciamiento social. La gente se expone al andar en la calle, pero no se sobreexpone al abrazar a otras personas”, detalla la especialista.
La experta añade que mientras la población sueca no tiene índices altos de obesidad o diabetes, la población enfrenta otras complicaciones relacionadas con el tabaquismo, que también causa enfermedades cardiacas. Fumar tabaco es un factor de riesgo que aumenta la gravedad de enfermedades como el Covid-19, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS)
¿Método eficaz en Suecia?
La inmunidad colectiva es uno de los conceptos más importantes en la teoría de la epidemia. Se refiere a cuando un porcentaje alto de una población genera anticuerpos contra un agente patógeno, de manera que no se pueda materializar y no afecta a la colectividad de la población, ya que crea una protección indirecta. Otro frente de resistencia ante los virus se crea con una vacuna que genera inmunización, lo cual ayuda a disminuir la contagiosidad de una infección.
“Hasta el momento no hay una vacuna, estamos basando que la aportación a la inmunidad colectiva para Covid-19 será solo por la población que ya haya tenido a la infección, porque es gente que suponemos que tiene niveles anticuerpos lo suficientemente altos para contribuir a la inmunidad de rebaño”, explica Domínguez Barbosa.
Sin embargo, la epidemióloga añade que, ante lo nuevo de esta pandemia no existen estudios epidemiológicos que determinen cuánto duran los niveles de anticuerpos en las personas para definir por cuánto tiempo quienes ya fueron contagiados serán inmunes, o si son susceptibles a una reinfección, ni la gravedad de la misma.
Si bien esta estrategia sanitaria no es recomendable para países con poblaciones más grandes y que, además, sean más cálidos respecto a sus costumbres sociales, como ocurre con los latinoamericanos, aplica para países como Suecia dadas sus condiciones sociales y demográficas.
Por ahora, la estrategia sueca mantiene índices moderados de contagios de coronavirus, mientras suma 3 mil 679 víctimas mortales, número mayor en comparación con países vecinos en donde se aplicó el confinamiento, como Finlandia o Noruega, que reportan 300 y 233 decesos, respectivamente.
El 5 de mayo, Anders Tegnell reconoció que aún no está seguro de haber tomado las decisiones correctas, por tanto, su equipo se encarga de evaluar continuamente el plan para tomar otras medidas si fuera necesario. Esta declaración se dio tres días después de que la OMS señaló a Suecia como un ejemplo a seguir de cara a la “nueva normalidad” a la que el mundo se deberá acoplar en los próximos meses.
“Suecia sabe que va a tener consecuencias, sabe que probablemente no fue lo correcto, ellos apuestan a hacer un modelo que creen que funciona por sus características, pero está la opción de que no funcione y deban recurrir al modelo de cuarentena”, opina Domínguez Barbosa.