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Como en una guerra

Seas partidario del gobierno chavista o miembro de la oposición, vivir en Venezuela para todos es lo mismo: las dificultades están a la orden del día.

Los apagones y una escasez alimentaria que cada vez se vuelve más evidente son el “pan de cada día” del venezolano promedio.

Cortes de luz una vez a la semana de por lo menos una hora –o como el del 3 de septiembre pasado que se extendió por varias horas– o no encontrar elementos de la canasta básica como harina pan o azúcar prenden los focos rojos de académicos, medios de comunicación y organismos internacionales.

Seas partidario del gobierno chavista o miembro de la oposición, vivir en Venezuela para todos es lo mismo: las dificultades están a la orden del día.

Los apagones y una escasez alimentaria que cada vez se vuelve más evidente son el “pan de cada día” del venezolano promedio.

Cortes de luz una vez a la semana de por lo menos una hora –o como el del 3 de septiembre pasado que se extendió por varias horas– o no encontrar elementos de la canasta básica como harina pan o azúcar prenden los focos rojos de académicos, medios de comunicación y organismos internacionales.

Según estadísticas de Naciones Unidas, Venezuela padece el mismo nivel de escasez de un país en guerra o víctima de una catástrofe natural.

Encontrar un culpable en específico es difícil: la oposición acusa al gobierno de una mala administración, mientras que el oficialismo de sabotaje a los opositores. 

Otros más aseveran que es un efecto de la caída de la producción petrolera, la cual se ha desplomado 2.32 por ciento en el primer cuarto de 2013, comparado con el mismo periodo del año anterior, de acuerdo a datos de la OPEP.

A pesar de todo, Venezuela se encuentra en el puesto número 20 de 156 de la lista de los países más felices del mundo, de acuerdo a una encuesta realizada por la firma Gallup. 

Vivir como en guerra

En Caracas se consigue solo el 17 por ciento de la canasta básica, según Roberto Rigobón, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés).

Esto se debe a los problemas de distribución y a los controles de precio que impone el gobierno, aseveró Rigobón.

En contraste con la declaración del profesor del MIT, su colega Pedro Luis Rodríguez del Instituto de Estudios Superiores de Administración afirmó a la cadena BBC que la causa reside en que el país gasta más en subsidio de gasolina que en educación o salud.

Basta remontarse al último aumento en el precio de la gasolina, que data del gobierno de Rafael Caldera en 1996.

Aunado a esto está la caída de la producción petrolera, agravada después de la explosión de la refinería de Amuay en 2012.

El desabastecimiento de productos se duplicó en 12 meses, de acuerdo a el informe elaborado por el Banco Central de Venezuela (BCV).

Al cierre del mes de agosto se reportó una escasez del 41 por ciento de la canasta básica venezolana.

En 85.8 de cada 100 establecimientos no hay leche entera en polvo, en 85.3 falta azúcar, en 84.2 no se puede encontrar aceites, en 71.4 la harina de maíz precocida y en 62.3 la mantequilla.

Otro factor en contra del abastecimiento es el control de precios del gobierno, lo que ha orillado a muchas empresas a reducir la producción porque no cubren la venta con los costos establecidos.

Quitar este “dique de precios” no es una solución sencilla de tomar pues la inflación ha subido lo suficiente –se ubica en 45.4 por ciento en septiembre de 2013, la más alta desde 1997– como para afectar la capacidad de compra del salario de los trabajadores.

Supermercados mortales y trueques

Una persona murió asfixiada por una avalancha de gente que intentaba comprar aceite y margarina en uno de los supermercados “Bicentenario”, operados por el gobierno, en agosto pasado.

La agresividad generada a la hacer las compras se ve reflejada en el incremento del número de víctimas por algún altercado sufrido en un centro comercial.

En mayo, el presidente Nicolás Maduro acusó a Empresas Polar, una de las más grandes en Venezuela, de desabastecer el mercado al esconder productos como harina de maíz precocida. 

La acusación de sabotaje fue respondida por el presidente de Polar, Lorenzo Mendoza, quien dijo que su corporación solo tiene capacidad de satisfacer el 48 por ciento de la demanda del producto anteriormente mencionado.

Dijo que “es imposible abastecer al 100 por ciento” pues, según argumentó, el Estado y otras empresas privadas controlan el 52 por ciento restante.

Las dificultades comerciales también se aprecian a gran escala. Venezuela a comenzado a intercambiar petróleo por arroz, leche, carne y pollo, en lo que pareciera ser un regreso a la práctica del trueque.

Félix Osorio, ministro de Alimentación, afirmó que la nación venezolana mantiene una relación de intercambio comercial con sus vecinos para combatir el desabastecimiento de bienes de primera necesidad. 

Uruguay envió leche en polvo, Brasil carne, Argentina pollo y Guyana, arroz.

¿La solución?

Aunque el venezolano tenga un límite impuesto por el control de cambio para usar sus tarjetas en el exterior, el producto “Harina P.A.N.” –marca popular de harina de maíz con la que se cocinan las arepas– ya llegó a Amazon.

A pesar de que no representa un número considerable los compradores que adquieren productos de The Latin Products –empresa encargada de la distribución a través de la Web–, según la BBC, la medida es un reflejo de que en tiempos de crisis, las alternativas surgen del ingenio.

Para eliminar el desabastecimiento Venezuela requiere ampliar la producción, consideró Marcelo Resende, representante de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO, por sus siglas en inglés).

De momento, el gobierno ha invertido sumas millonarias para dar respuesta a la falta de leche, azúcar y papel higiénico, una solución a corto plazo y apresurada, opinó Resende.

Pero así como reconoce la falta de insumos, acepta que gracias a la política social “fuerte” de la que gozan los venezolanos del gobierno chavista, la hambruna se ha reducido 13 por ciento en el país.

Lo anterior en parte a que existen “23 mil puntos de abastecimiento públicos que son propiedad del Estado”, donde se abastece el 60 por ciento de la población con productos subvencionados al 80 por ciento.

“No habrá estabilidad alimentaria importando todos los alimentos, sino estimulando a los productores locales para que aumenten su capacidad”, publicó vía Twitter el analista político Luis Vicente León.

La voz de la escasez

En entrevista con Reporte Indigo, una comerciante venezolana habla de su experiencia con el desabastecimiento

Francis Planas, comerciante venezolana, habló para Reporte Indigo de la escasez, sus impresiones y la opinión que tiene del gobierno en torno a este problema

Planas afirma que el punto de partida son “las erradas políticas económicas tomadas por el gobierno, ahuyentando las inversiones nacionales y extranjeras con las expropiaciones de fincas en plena producción agropecuaria”.

Aunado a esto, “la regulación impuesta a productos de primera necesidad” también ha colaborado con el problema, agregó.

Resalta que todo lo anterior ocasiona que un día, si se quiere completar la canasta básica, debe acudir a más de un sitio y todo “bajo la mirada cómplice de los entes gubernamentales que después de 15 años continúan culpando a gobiernos anteriores.

“¡Cómo si todos estos años no tuviesen el pasado suficiente para que pudieran enmendar, si fuera el caso, los supuestos errores!”, dijo.

“La leche es un talón de Aquiles, mantequilla, la harina pan, papel higiénico que hasta hace muy poco era un acontecimiento encontrarle, azúcar, aceite y otras veces café” han salido, no solo de los hábitos del venezolano, también del mercado.

Agregó que hay escasez en el sector salud, pues asegura es una odisea lo que un enfermo sufre para encontrar los medicamentos necesarios para su tratamiento.

“No tienes idea lo que padece un enfermo renal o en tratamiento oncológico, endocrino. Las epidemias repuntan debido a la crisis del sistema hospitalario por falta de insumos y ni hablar de los servicios básicos (de este sector)”, aseveró.

La comerciante negó irónicamente que el gobierno haya tomado una postura en esta crisis, pues dice que “la culpa de cuanto sucede es del ‘imperio’, de la CIA, de (Álvaro) Uribe –expresidente de Colombia–, de la oposición, de la ‘Cuarta República’ –gobiernos anteriores–, de cualquiera, pero jamás de estos ineficientes 15 años”.

“Caradurismo puro y simple”, criticó.

La mujer caraqueña comentó que ha tenido la oportunidad de vivir en México y Estados Unidos y que, al compararlos con la situación de su país, concluyó que las economías de Estado que sí dejan huella son aquellas “que van acompañadas del sector privado”.

“Creer que solo una parte (el Estado venezolano) puede abarcarlo todo, es un gran engaño. Les propongo una vuelta de reconocimiento por sus cadenas de supermercados, pasar por uno en Estados Unidos. Les aseguro que las imágenes les dirán más que mil palabras”, insistió.

 

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