Quizá Venezuela ya no acapara las portadas internacionales porque la crisis de refugiados en Europa y las elecciones primarias en Estados Unidos roban toda la atención. Sin embargo, la recesión que vive el país sudamericano podría estar a punto provocar un estallido social… de nuevo.
Entre las emergencias económicas, la elevada inflación del país –la más alta en el mundo– las ciudades más violentas del planeta y el caos sanitario, los venezolanos no ven la salida a sus problemas.
Por si fuera poco, ya se reportaron los primeros casos de virus zika propagándose por su territorio.
La semana pasada la Asamblea Nacional (AN) declaró una crisis humanitaria por la escasez de medicinas imprescindibles para los habitantes.
La ministra de Salud, Luisana Melo, informó que en Venezuela hay 4 mil 700 casos sospechosos de contagio del virus Zika. Todo eso, sin que los venezolanos tuvieran siquiera forma de conseguir una aspirina.
La mayoría opositora del Parlamento pidió al gobierno de Nicolás Maduro enfrentar el colapso en materia de salud que se sufre desde hace meses.
“De manera inmediata instamos a que garantice el acceso a la lista de medicamentos esenciales que son básicos, indispensables e imprescindibles y deben ser accesibles en todo el momento”, ordenó la Asamblea.
Sin embargo, su requerimiento –aunque lógico– parece inalcanzable en un país en donde en promedio solo se encuentra 1 de cada 10 medicamentos que se buscan en las farmacias.
De acuerdo con el presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela (Ferfaven), Freddy Ceballos, el gobierno venezolano debe 6 mil millones de dólares al gremio farmacéutico y 400 millones de dólares a las empresas que proveen los insumos médicos al país.
A ese déficit, hay que sumarle los 3 mil millones de dólares que se le debe a los laboratorios, lo que dificulta la importación de los remedios. Lo mismo ocurre con insumos y equipos médicos.
“Los pacientes se están muriendo por falta de medicinas”, dijo Pablo Zambrano, presidente de la Federación de Trabajadores de la Salud a la AP.
Y como si todo eso no fuera de por sí grave, ahora en el país también faltan los alimentos.
La situación es tan dramática que la oposición en el Parlamento pretende declarar la emergencia nacional alimentaria.
“Los problemas con las medicinas son problemas urgentes, graves y dolorosos. Pero también los alimentos. No podemos esperar más para enfrentar el problema de los alimentos ni el de las medicinas. El Gobierno debe actuar y dejar de malgastar, regalar y alentar la corrupción”, señaló legislador Julio Borges, jefe del bloque opositor.
Un estallido social
Mitzy Capriles, esposa del opositor venezolano Antonio Ledezma, acudió ayer al Parlamento Europeo como representante de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Ahí advirtió sobre la situación de “emergencia humanitaria” en su país.
“La situación en Venezuela está a punto de un hervidero, de una olla hirviendo a punto de estallar”, aseguró Capriles, según reportó El País. “Estamos en vías de vivir problemas extremadamente serios en Venezuela”.
La representante de la oposición al gobierno de Nicolás Maduro aseguró que Venezuela está atravesando una situación gravísima, pues al nivel de impunidad que se vive se le agrega la inseguridad, la carestía y la inflación.
“Imploramos de ustedes, de la Unión Europea, hoy más que nunca necesitamos el apoyo a la Asamblea Nacional, que es el resquicio que tenemos para empezar a institucionalizar nuevamente a Venezuela”, añadió.
Capriles afirmó que es el mismo gobierno de Maduro quien ha cerrado todas las puertas a un entendimiento.
“No es posible ir a diálogo cuando te llaman con una lata de gasolina en una mano y un fósforo encendido en la otra”, detalló la esposa del opositor que desde hace un año se encuentra en arresto domiciliario.
El alcalde Ledezma estuvo encarcelado durante algún tiempo y luego fue puesto bajo arresto domiciliario, “sin que le hayan dado un solo motivo”, dijo su esposa para ejemplificar el comportamiento del gobierno venezolano.