La política china se encuentra en uno de sus puntos más alarmantes de los últimos décadas.
La fiscalía de Beijing acusó el día de ayer a Gu Kailai, esposa del alicaído político chino Bo Xilai, de haber asesinado a Neil Heywood, empresario británico.
Kalai junto con Zhang Xiajun, empleado de la familia, habrían envenenado a Heywood porque supuestamente éste exigió una comisión más alta de lo acordado para ayudarle a sacar una gran cantidad de dinero del país.
La sombra de dicho escándalo viene persiguiendo tanto a Bo Xilai como a su esposa desde hace unos meses.
Xilai, miembro del politburó del Partido Comunista Chino hasta hace un tiempo, guardaba las esperanzas de millones de ciudadanos que veían en él una fructífera carrera política.
Su perfil maoísta era del agrado del público y utilizó una propaganda política positiva para colocarse en un lugar privilegiado, sin mencionar que es parte del linaje de Bo Yibo, uno de los ocho fundadores del Partido Comunista y quien marchó con Mao Zedong.
Ser hijo de Yibo prácticamente le aseguraba un lugar en el gabinete chino.
Dos estaciones le separaban de la cúspide del gobierno, pues en otoño será la próxima renovación del Comité Permanente del Partido, en donde tenía un lugar que tenía casi ganado.
No obstante, todo se vendría abajo después de ser destituido de su cargo tras los escándalos que rodearon a su familia.
Medios califican este tropiezo en la escena política como el peor desde las disputas en el Partido Comunista Chino por las manifestaciones de la plaza Tiananmen en 1989.
Y aunque oficialmente se había reportado que el empresario de Reino Unido murió por un ataque al corazón provocado por congestión alcohólica, hubo quien salió a desmentir esta información y comenzó el derrumbe político de Xilai.
Wang Lijun, fiel aliado de Bo Xilai, dijo a las autoridades chinas que Gu Kalai era culpable de la muerte de Heywood, abriendo la caja de Pandora lo que provocó la caída política de su antiguo compañero.
Sin embargo, algo más oscuro está detrás de las acusaciones de Lijun a Gu Kalai.
Se especula que todo el escándalo responde a una disputa política interna, desde los altos mandos del gobierno de China.
Bo Xilai, reconocido populista, incomodaba el ala reformista del actual presidente chino, Hu Jintao y del primer ministro, Wen Jiabao, según aseguró el periodista José Reinoso, corresponsal de El País en China.
Dichas pugnas dentro del Partido ocasionaron lo que allegados a Xilai calificaron como “un complot” en su contra.