La cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se celebró martes y miércoles en Cuba, parece ser la nueva reunión favorita de los mandatarios de América Latina.
Presidentes de toda la región, incluido el mexicano Enrique Peña Nieto, aprovecharon la reunión para charlar con los hermanos Castro y estrechar relaciones con otros países.
Incluso, los líderes firmaron un documento en el que acuerdan que Latinoamérica será una región de paz.
“Respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica”, manifestó ayer el presidente cubano Raúl Castro al leer el texto.
Pero el discurso de Castro y la reunión incomodaron a uno de los poderes que no recibieron invitación: Estados Unidos (EU), que ve con malos ojos que la cumbre favorita de los latinoamericanos haya nacido en 2011 por la iniciativa de Venezuela y Cuba.
El departamento de EU ha manifestado que le da mayor validez a la Cumbre de las Américas, que se celebrará en Panamá en 2015, informó ayer el diario español El País.
“Hemos leído informaciones sobre la represión y los arrestos a los activistas y los avisos para que se mantengan en sus casas durante la cumbre de la CELAC. Condenamos esas acciones”, señaló la portavoz del departamento, según el medio.
Las declaraciones de Washington surgen después de que Raúl Castro condenara en la cumbre el espionaje de la NSA y el embargo económico, además de exhortar a los mandatarios de América Latina a formar un bloque sin la participación de los países angloamericanos.