La presencia de Donald Trump en Davos, donde se celebra el emblemático Foro Económico Mundial, trae consigo una dosis de tensión y desde antes de su llegada fue blanco de críticas por sus políticas económicas.
El pequeño poblado suizo, sede del encuentro de más de 2 mil delegados y jefes de estado de 70 países, es el escenario del choque de dos ideologías político-económicas enfrentadas.
A diferencia de sus dos antecesores que se negaron a asistir a la cumbre durante sus mandatos, Trump llega para exponer ante los líderes mundiales la ‘grandeza’ de su país basada en políticas proteccionistas y aislacionistas en un Foro en donde se aboga por la globalización y una mayor apertura comercial.
Trump llegó la mañana de ayer a Davos, 20 años después de la última visita de un presidente estadounidense en funciones (William Clinton en 2000) y sostuvo reuniones con la primer ministra británica Theresa May y con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
El mandatario estadounidense está arropado por algunos de los funcionarios de primer nivel de su administración, como el secretario de Estado, Rex Tillerson, y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, lo que es un claro mensaje de la importancia que le otorga Trump a la cita.
El discurso que tiene programado dar hoy es lo que ha generado mayores expectativas, ya que se tiene previsto que Trump intente explicar los beneficios de su política económica, la misma que genera escepticismo y rechazo casi unánime entre los líderes de otras potencias.
Pero el conocido carácter impulsivo del inquilino de la Casa Blanca mantiene la incertidumbre sobre el contenido de su mensaje, ya que aunque desde su entorno se envían mensajes tranquilizantes, tampoco se descarta que aproveche los reflectores para reafirmar su proclama proteccionista.
La asistencia de Trump a la cumbre fue inesperada ya que una parte de su discurso en la campaña presidencial y sus posteriores acciones en el gobierno han estado centradas contra la globalización y el libre comercio internacional, precisamente dos de los pilares sobre los que se sostiene el encuentro anual.
Precisamente coincidiendo con el inicio de la cumbre y a la víspera de su llegada, Trump anunció la imposición de nuevos aranceles para la importación de lavadoras y paneles solares, lo que constituye para muchos especialistas el primer paso de la implementación de su política de proteccionismo comercial.
La polémica medida y sobre todo el momento elegido para el anuncio no han caído bien en Davos a pesar del control de daños emprendido por la administración estadounidense, donde aseguran que no es su intención entrar en guerras comerciales sino que se trata de acciones encaminadas a defender los intereses de Estados Unidos.
Sin prácticamente ningún apoyo de la comunidad internacional por sus políticas proteccionistas, Trump tendrá la oportunidad de calmar los ánimos y encontrar puntos de coincidencia, aunque la opción de una ruptura por sus diferencias en el ámbito comercial global también están latentes.
La antítesis de Trump
Durante las dos jornadas previas a la llegada de Trump a Davos, el tono que ha caracterizado las reuniones y los mensajes han sido en la defensa del multilateralismo, una perspectiva que se contrapone al proteccionismo que pretende impulsar el mandatario norteamericano.
Algunos de los defensores más férreos a la apertura, la globalización y el libre comercio durante el encuentro han sido la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron, quienes han reconocido la necesidad de abordar reformas comerciales pero que han advertido que la implementación de políticas proteccionistas es dar un paso atrás.
Por su parte, el mandatario francés se ha posicionado como uno de los principales defensores de abordar reformas ante la evidente crisis en la globalización y que realmente esta apertura pueda traducirse en beneficios concretos para evitar el ascenso de políticas extremistas.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau también abogó por la defensa del libre comercio, pero al igual que Macron pidió un ‘comercio diferente’ en donde los beneficios puedan llegar a la mayoría y no solo a unos pocos.
A pesar de estar inmersa en el proceso del Brexit, la primer ministra británica Theresa May también ha dado un espaldarazo a las políticas del libre comercio y el intercambio entre los países afirmando que el Reino Unido seguirá siendo un defensor global de la apertura, aunque sí pidió trasladar el discurso a acciones concretas.
“Francamente, demasiado a menudo nuestra retórica en favor del libre comercio aquí en Davos no se corresponde con nuestras acciones”.
Aunque es evidente que el foco de atención está puesto sobre el mensaje de Donald Trump y sus implicaciones, los líderes mundiales también han querido aprovechar el foro para presentar un frente unido ante la amenaza proteccionista y enviarle un mensaje al mandatario estadounidense: en su cruzada proteccionista está solo.