Hace una semana, durante su informe anual de actividades, el presidente venezolano Nicolás Maduro firmó un decreto de Estado de Emergencia Económica en su país, el cual durará 60 días y tiene el objetivo de mejorar los indicadores de la producción, distribución, comercialización y control de precios.
Después de varias declaraciones del oficialismo y de la oposición durante los días que siguieron a la “bomba” que Maduro lanzó en la Asamblea Nacional, la Suprema Corte confirmó que el decreto propuesto por el presidente es Constitucional y atiende los asuntos más apremiantes para la seguridad económica de Venezuela.
La oposición venezolana no ha tenido un fácil comienzo después de su victoria en la elección parlamentaria de diciembre.
Ante los constantes embates de Maduro por impedir el control de las fuerzas opuestas al oficialismo en la Asamblea, los detractores del actual régimen no tienen – por el momento – otra salida que sentarse a negociar con el chavismo.
De cualquier manera, el decreto debe ser debatido y aprobado (o rechazado) por la Asamblea Nacional y la Corte Constitucional el próximo sábado 23 de enero.
El petróleo: la clave
La semana pasada, los precios del petróleo en Venezuela cayeron a los niveles más bajos que se hayan registrado en los últimos 12 años. Actualmente el crudo venezolano se ubica alrededor de los 24 dólares por barril.
Más del 90 por ciento del presupuesto del país depende de las ganancias obtenidas por la venta del, ahora tan devaluado, oro negro.
El presidente ha aceptado parte de la culpa por la situación económica que vive su país y ha enfatizado la necesidad de reemplazar al petróleo con otras fuentes de ingreso alternativas.
Maduro pide ayuda
Reconocer lo que la crisis por la caída de los precios del petróleo ha ocasionado en Venezuela ha hecho que Maduro le pida a los empresarios, gobernadores y a otros personajes de alto nivel ayuda para formar un grupo de debate al que él denomina “Consejo Nacional para Productividad Económica”, el cual buscará sacar al país del conflicto.
La crisis en Venezuela apenas comienza y es resultado de un 2015 donde los poderes energéticos del mundo decidieron provocar la caída artificial del recurso no renovable como una estrategia para controlar el petróleo en el mundo.
Por su parte, Maduro ha insistido en sus últimos discursos en mantener la paz, la cooperación, la reconciliación y la unidad, para poder hacer frente como país a una crisis que ha puesto en peligro la gobernabilidad de Venezuela.