A pesar de que de acuerdo con el discurso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se deporta a los migrantes indocumentados con un pasado criminal, menos de 3 de cada 100 deportados tienen ese perfil.
Cifras del proyecto TRAC, de la universidad estadounidense de Siracusa, Nueva York, revelan que solo el 2.8 por ciento de las peticiones de deportación están basadas en expedientes de actividad criminal.
Entre los meses de octubre del 2018 y junio del 2019, las cortes de migración de todo el país presentaron 268 mil 387 peticiones de deportación; de ellas, solo 7 mil 458, el 2.8 por ciento, estaban relacionadas con actividades criminales.
En algunas ciudades, las cifras son menores. En Houston, Texas, los recursos de deportación desde las cortes de justicia fueron 15 mil 63; de ellos, solo 5 —el 0.03 por ciento— fueron por conductas criminales. En San Diego, California, las peticiones fueron 9 mil 631; de ellas, solo 14 eran por casos relacionados con actividades criminales —el 0.1 por ciento—
Las cifras indican que las autoridades migratorias de los Estados Unidos están deportando a personas cuyo único delito es estar sin documentos en el país.
Se unen contra la ‘Migra’
La imagen es más que elocuente: varias personas forman una cadena humana alrededor de una camioneta, evitando que dos hombres se acerquen a ella.
Se trata de ciudadanos de la comunidad de Hermitage, en la ciudad de Nashville, estado de Tennessee —a 700 kilómetros al sur de Chicago—, quienes buscan impedir que agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas —ICE, por sus siglas en inglés— se lleven a uno de sus vecinos.
La historia, dada a conocer ayer por medios de comunicación estadounidenses, revela que dos agentes de ICE se acercaron a un vehículo donde estaban un joven y su padre indocumentado con la intención de detenerlo para su deportación, pero sus vecinos impidieron que se acercaran al vehículo y permanecieron ahí durante horas.
El diario The Washington Post publicó que los vecinos del migrante, quien no ha sido identificado para su protección, incluso les llevaron agua, comida y toallas frías, además de llenar el tanque de su auto de gasolina, para que padre e hijo pudieran permanecer en el vehículo con el aire acondicionado encendido, bajo una temperatura de más de 40 grados centígrados.
“Yo lo entendería si estas personas fueran malos, criminales; pero no lo son. Ellos solo tratan de sacar adelante a su hijo, la familia no molesta a nadie, trabajan todos los días y después llegan a su casa, son parte de la comunidad”, dijo Stacey Farley, una de las vecinas que participó en la protección del hombre.
“Va a pasar de nuevo, los regresarán y nosotros también vamos a regresar (…) nosotros los vamos a proteger, que se sepa que ésta es una comunidad y vamos a permanecer unidos”, afirmó Felishadae Young, otra vecina del padre migrante.
El caso pinta de cuerpo entero la estrategia del gobierno de Trump para llevar a cabo las deportaciones masivas que anunciaron desde el mes pasado.
Deportados sin antecedentes
Aunque el discurso gubernamental —y desde la campaña presidencial— ha sido que se deportaría a personas criminales o con antecedentes penales, las cifras muestran que eso no es así.
El proyecto TRAC ha documentado que hace una década, se pedían entre 30 mil y 40 mil solicitudes de deportación cada año basadas en los antecedentes penales de las personas; ahora, esa cifra ha bajado a solo 7 mil 458 casos.
El proyecto TRAC revela que entre el 2016 y el 2018, el perfil de los detenidos por ICE cambió y se dejó de detener a personas que hubieran cometido delitos graves para su deportación.
En ese periodo, el porcentaje de las personas detenidas sin siquiera haber cometido una infracción menor aumentó un 39 por ciento; mientras que las detenciones de quienes cometieron un delito grave disminuyeron 17 por ciento.
De acuedo con el proyecto TRAC, ICE tenía 47 mil 486 personas bajo su custodia al 31 de diciembre de 2018. El número de detenidos de ICE aumentó un 22 por ciento en comparación con las 38 mil 810 personas que detuvo a fines de septiembre de 2016.
“El cambio más sorprendente en este período de 27 meses fue una caída dramática en el número de personas que habían cometido delitos graves. A pesar del número creciente de personas detenidas por ICE, cada vez menos inmigrantes que habían cometido delitos graves fueron arrestados y detenidos por la agencia”, expuso TRAC en su informe.
Los migrantes detenidos por ICE provenían en su mayoría de cuatro países. El 43 por ciento eran originarios de Guatemala, Honduras y El Salvador. Un 20 por ciento eran de México.
Los migrantes mexicanos, apunta TRAC, han disminuido en cantidad y proporción respecto a las comunidades de otros países. El principal crecimiento de migrantes ha estado en los países de Centroamérica.
Estas cifras corroboran lo que grupos de defensa de derechos humanos y de los migrantes han denunciado en los Estados Unidos, que se ha deportado a personas sin antecedentes criminales y que llevan muchos años en ese país, provocando la división de las familias.