Desempleo, amenaza latente para América Latina

La región deberá implementar políticas públicas para mitigar las afectaciones del desempleo, que amenazan con agrandar la brecha de desigualdad
Mara Echeverría Mara Echeverría Publicado el
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La emergencia sanitaria que América Latina vive a causa del Covid-19 es de gravedad para la creación de empleos y el panorama podría agravarse, dado que el desempleo afectará a los grupos más vulnerables.

Antes del coronavirus, la región registraba un menor dinamismo en el crecimiento económico, mientras que la Comisión Económica para América Latina (Cepal) proyectaba una caída de 5.3% del Producto Interno Bruto (PIB). Con la pandemia, las condiciones para las economías serán más complicadas y, en primer lugar, causará estragos para los trabajadores.

Con el paro en algunas industrias y la reducción de las operaciones en otras para cumplir con las políticas de distanciamiento social, Latinoamérica tendrá 11.5 millones de nuevas personas en desempleo, por lo que 2020 cerrará con 37.8 millones de personas desocupadas, alertó Cepal en conjunto con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Con la tormenta económica por desatarse, la tasa de desocupación regional pasará a 11.5 por ciento al cierre de este año, desde el 8.1% del cierre de 2018, proyectaron los organismos en el reporte conjunto “El trabajo en tiempos de pandemia: desafíos frente a la enfermedad por Covid-19”.

Uno de los focos rojos para las organizaciones es que esta crisis enardecerá la pobreza y causará una mayor concentración de la riqueza, por ello será necesario que los gobiernos implementen algunas políticas para aminorar el impacto negativo en sus economías.

La emergencia induce a una pérdida de ingresos para los grandes estratos de la población, sin embargo, quienes viven en condiciones de inseguridad económica y son susceptibles de perder sus ingresos, escriben Cepal y OIT en el informe.

“El escenario es aterrador y requiere una atención especial del gobierno y respuestas ambiciosas de políticas que mantengan el tejido social: empresas, empleo e ingresos. Si se mantiene esto durante la crisis, la probabilidad de acelerar la recuperación en el futuro será más fácil”, dijo el director de OIT para América Latina y el Caribe, Vinicius Pinheiro.

Estiman el desempleo regional

De acuerdo con las agencias, 23.8 millones de latinoamericanos, que representan 15 por ciento de la que población de estratos bajos, no pobres, caerían en pobreza. En tanto, 16.7 millones, es decir, 15 por ciento de los estratos medios-bajos, pasarían a pertenecer a los estratos bajos.

“Vamos a ver mucha movilidad en los estratos bajos. La gente en pobreza va ser más pobre, mientras que los estratos altos, en lugar de disminuir, van a aumentar”, dijo Alicia Bárcena.

Con estas proyecciones, la brecha de desigualdad será más pronunciada, dado que 20.3 por ciento de los latinoamericanos son pobres y el 14.1 por ciento son pobres extremos, de acuerdo con datos de Cepal.

Los otros daños para el trabajo

Además de la pérdida de empleos, Cepal y OIT estiman otro tipo de afectaciones para los trabajadores. En la región hay 42.4 por ciento de empleos en sectores de alto riesgo –como manufactura-, y 16.5 por ciento en sectores de riesgo medio-alto, entre ellos el agrícola.

La probabilidad de que estos trabajadores vean reducidas sus horas de trabajo, sufran recortes salariales o encuentren el desempleo es elevada.

Países como Guatemala, Honduras, Ecuador y Bolivia, que concentran la mayor cantidad de su empleo en sectores como la agricultura y la ganadería, contarían con una menor proporción de trabajadores en sectores de riesgo alto. Sin embargo, si el virus se propagara a zonas rurales, la paralización de actividades en este sector también podría llegar a ser considerable, de acuerdo con los resultados del reporte.

Otro factor que contribuirá a que los efectos sean distintos en cada país es la proporción de empleo informal y los mecanismos de apoyo económico que existan o se generen para los trabajadores de este sector. El trabajo informal es la fuente de ingresos de muchos hogares de América Latina y el Caribe, donde la tasa media de informalidad es de 54 por ciento, de acuerdo con estimaciones recientes de la OIT.

Aminorar el desplome con políticas públicas

América Latina puede hacer frente al desempleo, pero puede aminorar la crisis si se crean políticas públicas adecuadas para proteger las inversiones, la industria, el ingreso y a los trabajadores.

“Hay que replantear la forma en la que pensamos el trabajo para garantizar la salud de los trabajadores, esa es la clave de la reactivación económica. La digitalización y robotización del trabajo es una realidad y debemos poner ojo para que la banda ancha sea un bien público global, el acceso a internet es urgente para mayor teletrabajo, tendremos una economía digital más profunda, un mundo más pobre con hambre y problemas sociales”, dijo la directora general de Cepal.

Esta reactivación productiva requerirá que las empresas y Estados impulsen medidas entre los trabajadores, como el home office, esquema que durante esta contingencia demostró que genera la misma productividad que el trabajo presencial.

Alicia Bárcenas y Vinicius Pinheiro llamaron a priorizar políticas de seguridad y salud en el trabajo para que la reactivación productiva y del empleo sea segura, además de proteger a quienes se encuentran en la informalidad, ya que son el grupo que no tiene acceso a programas sociales ni a la seguridad social.

Los representantes de la OIT y Cepal reiteraron la importancia de que los gobiernos respalden a las empresas para impedir un desplome en los empleos, a través de programas de apoyo para garantizar que no haya despidos durante ni después de la contingencia.

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