Caravanas de familias venezolanas que condujeron ayer durante horas por rutas infestadas de bandidos cruzaron la frontera a Colombia en busca de los alimentos y medicinas que escasean en casa.
Por segundo fin de semana consecutivo, el autotitulado gobierno socialista de Venezuela abrió la frontera a Colombia, cerrada desde hace mucho tiempo. A las 6:00 de la mañana una cola de aspirantes a compradores surcaba todo el pueblo de San Antonio del Táchira. Algunos llegaron en autobuses fletados desde ciudades a ocho horas de distancia.
El gobierno en Caracas cerró todos los cruces hace un año para reprimir el contrabando en la frontera de 2 mil 219 kilómetros. Sostenía que los especuladores causaban escasez al comprar alimentos y gasolina a precios subsidiados en Venezuela para revenderlos a precios mucho más altos en Colombia.
Sin embargo, la carestía sigue creciendo en Venezuela, con inflación de tres dígitos, controles monetarios que limitan las importaciones e inversiones y el derrumbe de los precios del petróleo que financia el gasto oficial.