Aunque es una condición sistemática en América Latina, algunos líderes regionales han comenzado a reconocer los impactos negativos de la desigualdad de ingresos y a proponer soluciones.
Durante la edición 24 de la Cumbre Iberoamericana, concluida ayer en Veracruz, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, advirtió que si no se hace un esfuerzo para mejorar en este aspecto, muchos países de la región podrían no encontrar el ritmo del crecimiento.
Es necesario, dijo, poner énfasis en la educación, donde hay un claro cuello de botella estructural porque los estudiantes no encuentran espacio en el mercado laboral.
A su vez, la presidenta chilena Michelle Bachelet llamó a la región a promover soluciones compartidas a partir de los diagnósticos también compartidos que se tienen respecto a la situación económica.
Estudios los respaldan
Los comentarios de Santos y Bachelet hacen eco a un reporte publicado ayer por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre el tema.
El informe concluyó que “la desigualdad de ingresos tiene un impacto estadísticamente y significativamente negativo en el crecimiento, y las políticas redistributivas que buscan mayor igualdad en la renta disponible no tienen consecuencias adversas para el crecimiento”.