Dilma está acorralada

Dilma Rousseff debe estar sintiendo que el mundo se le viene encima. 

En plena Copa Confederaciones, a un mes de la llegada del Papa y a un año del Mundial de futbol, cientos de miles de manifestantes invaden las calles en decenas de ciudades brasileñas.

¿Con qué propósito? Aunque todo comenzó por la indignación ante el aumento en las tarifas del transporte público, los brasileños encontraron espacio para reprocharle a sus líderes los actos de corrupción y el estado deficiente de los servicios públicos. 

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Dilma Rousseff debe estar sintiendo que el mundo se le viene encima. 

En plena Copa Confederaciones, a un mes de la llegada del Papa y a un año del Mundial de futbol, cientos de miles de manifestantes invaden las calles en decenas de ciudades brasileñas.

¿Con qué propósito? Aunque todo comenzó por la indignación ante el aumento en las tarifas del transporte público, los brasileños encontraron espacio para reprocharle a sus líderes los actos de corrupción y el estado deficiente de los servicios públicos. 

A la oleada de quejas también se une el reclamo por los gastos multimillonarios que representa el Mundial 2014 y las Olimpiadas de 2016. 

En respuesta, varios líderes municipales anularon ya los aumentos en las tarifas de autobuses y trenes subterráneos con la esperanza de calmar los ánimos.

Y a la presidenta Rousseff, no le quedó de otra que cancelar el viaje que tenía previsto la próxima semana a Japón para enfrentar “el gigante” que ha despertado, según las consignas de los manifestantes. 

Oleada callejera

La mayor de las más de 80 protestas registradas ayer se realizó en Río de Janeiro, donde decenas de miles de personas con banderas y carteles bloquearon varias calles.

Multitudes se congregaron también en decenas de otras ciudades, incluyendo en la avenida principal de Sao Paulo. Se vieron escenas similares en Salvador, donde la policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a una multitud que intentaba traspasar una barrera policial. 

En días pasados, Rousseff se dijo “orgullosa” de los manifestantes. “Comprueban la energía de nuestra democracia”, dijo.

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