Bolivia va a las urnas para elegir presidente. En la jornada electoral del domingo próximo se pondrá a prueba a las fuerzas políticas que mantienen al país en un punto de quiebre desde 2019, después de que Evo Morales renunciara al cargo.
Se esperaba que los comicios fueran la puerta de entrada a la reconciliación, sin embargo los enfrentamientos y declaraciones entre los candidatos causaron una mayor polarización en la nación, que ya estaba dividida después del fracaso de la elección del año pasado, que llevó a Morales al exilio y a Jeanine Áñez a declararse presidenta interina.
En la carrera presidencial se enlistaron siete candidatos, sin embargo, son dos quienes destacan entre las preferencias del electorado, separados por 5.9 nueve puntos, diferencia que a decir de los expertos, no da señal para un claro ganador ya que esta tendencia podría revertirse.
Luis Arce, de Movimiento al Socialismo, es el favorito con 30.6 puntos, de acuerdo con un sondeo divulgado por la consultora Ciesmori. El economista es blanco de ataques de la oposición debido a que cuenta con el respaldo de Evo Morales, ya que se desempeñó como ministro de Economía durante su administración.
“El delfín de Evo”, como lo llaman los opositores, logró la candidatura presidencial al obtener la mayoría de votos al interior de su partido, cuyos líderes coincidieron en que podría ser un mediador entre los más acérrimos seguidores de Morales y sus detractores, además de ser una cara familiar para la población.
Del otro lado del ring electoral está Carlos Mesa, candidato de la alianza Comunidad Ciudadana, quien busca un segundo periodo al frente del país. El expresidente llega a las elecciones como el representante del cambio político, quien puede quitar del poder al partido de Morales.
Mesa cuenta con 24.7 puntos en las preferencias. Tuvo un impulso después de que la presidenta Jeanine Áñez renunciara a su candidatura, el 20 de septiembre. El político ha levantado expectativas, y se cree que si el tercer candidato renuncia, podría lograr darle la vuelta a las preferencias y ganar la elección.
La maestra en negocios internacionales Norma Soto Castañeda comenta que esta justa por la silla presidencial de Bolivia más que permitir una reconciliación agudizará la crisis política debido al fantasma del expresidente Evo Morales, quien desde el exilio en Argentina ha hecho constantes declaraciones para descalificar a la presidenta y a la oposición.
Una segunda vuelta en Bolivia
Algunos especialistas consideran alta la probabilidad de que la elección tenga una segunda jornada, que se disputaría el 24 de noviembre. Esta opción daría una mayor legitimidad a la elección, refiere Norma Soto.
Para ganar en una primera vuelta, el candidato deberá obtener más del 40 por ciento de los votos, con una diferencia de más de 10 por ciento respecto al segundo candidato, de acuerdo con la legislación boliviana.
Por ahora, los políticos ya cerraron sus campañas y deberán abstenerse de hacer movimientos hasta el día de la elección. En tanto, al país llegaron los observadores de la Organización de los Estados Americanos, cuyos consejeros lanzaron un llamado a los contendientes a respetar el resultado de los comicios.
Con el antecedente de la elección del 20 de octubre de 2019, en la que Morales resultó ganador en medio de las acusaciones de fraude electoral, en el país sudamericano se espera una jornada compleja ante el gran número de manifestaciones, disturbios y paros que los diversos grupos de campesinos y obreros han mantenido en paralelo a las campañas.
Es por ello que la comunidad internacional se mantendrá al tanto de los resultados de esta elección, con la esperanza de que sea un proceso distinto, en el que se respete el voto de los bolivianos.
En esta jornada, que se desarrolla en medio de la crisis por el COVID-19, se espera la participación de 7.3 millones de ciudadanos, a los que se sumarán los votos de los bolivianos que se encuentran en el extranjero.
La especialista de la Universidad La Salle añade que el panorama para el próximo presidente es muy retador, dado que tendrá que hacer frente a las crisis política, económica y de salud por el coronavirus para dar paso a la reconciliación social.
“El ganador de la elección tendrá que enfrentar el desafío de la reconciliación política en el país después de la crisis que existe. Va a tener que presentar propuestas muy concretas que lleven a este proceso”, puntualiza Norma Soto.