Donald Trump, una imaginación inhumana

El presidente Donald Trump quiso frenar a los migrantes con fosos llenos de cocodrilos y serpientes, una pared electrificada, un muro con púas o disparos en las piernas
Imelda García Imelda García Publicado el
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La imaginación del presidente Donald Trump parece no tener límites. El mandatario consideró estrategias extremas para frenar el flujo de migrantes indocumentados en la frontera de Estados Unidos con México.

Entre sus ideas se encontraba construir un foso artificial repleto de serpientes y cocodrilos, una pared electrificada, un muro con púas en la parte superior que perforen la piel o hasta disparar en las piernas de las personas migrantes.

El diario The New York Times reveló que entrevistó a más de una docena de oficiales de la Casa Blanca que dieron un panorama sobre la visión que tiene Trump acerca de la migración y cómo los funcionarios que intentaban contener esos intentos fueron despedidos en los meses recientes.

Como consecuencia, menos de los funcionarios que contenían al presidente quedan en la Casa Blanca y ahora la mayoría de políticos que trabajan con él son más allegados a sus ideas radicales.

El texto firmado por los periodistas Michael D. Shear y Julie Hirschfeld Davis es una versión adaptada del libro Border Wars: Inside Trump’s Assault on Immigration (Guerras fronterizas: en el interior del asalto de Trump a la inmigración) que será presentado el 8 de octubre.

Fuera de la ley

En una reunión que se realizó en marzo pasado con oficiales de la Casa Blanca, Donald Trump dio una orden que puso en pánico a los funcionarios del gobierno: debían cerrar la frontera.

El texto describe que mientras los asesores de la Casa Blanca escuchaban asombrados, les ordenó cerrar toda la frontera de 2 mil millas con México al mediodía del día siguiente.

“Los asesores temieron que el edicto del presidente atrapara a los turistas estadounidenses en México, dejara a los niños en las escuelas a ambos lados de la frontera y creara una crisis económica en dos países. Sin embargo, también sabían cuánto el celo del presidente por detener la inmigración lo había enviado a buscar soluciones extremas”, publica The New York Times.

El artículo indica que en privado el presidente Trump ya había hablado de soluciones como el foso con cocodrilos, los disparos a las piernas de los migrantes —para evitar que corrieran— o las puntas metálicas que corten a quienes intenten escalar el muro fronterizo.

El mandatario despidió a los funcionarios que no aceptaban sus medidas

Los funcionarios estadounidenses narraron lo que ocurrió en la reunión de marzo. En la junta se encontraban Kirstjen Nielsen, quien era secretaria de Seguridad Nacional; Mike Pompeo, secretario de Estado; Kevin K. McAleenan, quien era jefe de Aduanas y Protección Fronteriza; Stephen Miller, asistente de la Casa Blanca; Mick Mulvaney, el jefe de gabinete interino; y Jared Kushner, el yerno y asesor del presidente.

Los autores detallan que gran parte de la agenda de migración del gobierno del presidente Trump es impulsada por Stephen Miller.

Sin embargo, la funcionaria con mayor responsabilidad sobre el tema de la migración era Nielsen, quien siempre fue vista con sospecha por Trump porque es una exfuncionaria del gobierno de George W. Bush y tuvo roces con el mandatario en repetidas ocasiones.

“Lo más feliz que había estado con Nielsen fue unos meses antes, cuando agentes fronterizos estadounidenses lanzaron gases lacrimógenos a México para tratar de evitar que los migrantes cruzaran a Estados Unidos. Las organizaciones de derechos humanos condenaron la medida, pero a Trump le encantó”, revelaron las fuentes a los periodistas.

Pompeo también era objeto del desprecio de Trump, sobre todo porque el secretario de Estado trataba de negociar con el gobierno de México para que el país aceptara a los solicitantes de asilo.

Tras la reunión donde Trump les indicó que debían bloquear el paso a Estados Unidos, los funcionarios entraron en pánico e incluso se comunicaron con ejecutivos corporativos, legisladores republicanos y funcionarios de la Cámara de Comercio para que hablaran con el mandatario y lo convencieran de que cerrar la frontera perjudicaría a su país.

Después Donald Trump cambió de idea y fue cuando se le ocurrió imponer aranceles a México.

Mientras todos estaban en crisis, Stephen Miller, asistente de Trump, “vio una oportunidad”

El asistente de la Casa Blanca habló con el presidente y lo hizo ver que necesitaba revisar el Departamento de Seguridad Nacional y deshacerse de los altos funcionarios que intentaban frenar sus ideas con el argumento de que eran ilegales.

Nielsen, mientras tanto, tuvo varios desencuentros con el presidente porque éste se empeñaba en construir el muro de forma acelerada, incluso si no tenían el permiso de los propietarios de los terrenos.

“Cuando Nielsen presentó su plan a Trump en la Casa Blanca, él lo rechazó y le dijo que lo que realmente necesitaba era un muro de cemento. ‘Señor’, dijo, ‘literalmente no creo que eso sea siquiera posible’”, describe la adaptación del libro.

El texto agrega que los diseños para las barreras de acero se habían finalizado hace mucho tiempo, los contratos se ofertaron y se firmaron, sin embargo, el presidente respondió que era hora de que ella se fuera.

Tiempo después, Donald Trump despidió a Kirstjen Nielsen como secretaria de Seguridad Nacional y fue entonces que las políticas de migración de Estados Unidos se endurecieron.

Se aumentaron los requisitos para pedir asilo y las tarjetas de residencia permanente para migrantes.

Fake news, afirma Donald Trump

En su cuenta de Twitter, Trump se defendió de los señalamientos publicados en The New York Times.

Ahora la prensa está tratando de vender el hecho de que yo quería un foso lleno de caimanes y serpientes, con una cerca electrificada y puntas afiladas en la parte superior, en nuestra frontera sur. Puedo ser duro con la seguridad fronteriza, pero no tan duro. La prensa se ha vuelto loca. ¡Son fake news!
Donald TrumpPresidente de Estados Unidos

La polémica sobre las medidas que le gustaría aplicar se da en un momento complicado para el presidente porque enfrenta la posibilidad de un juicio político por pedirle a Ucrania que investigara a Joe Biden, quien se perfila como su mayor opositor en las elecciones de 2020.

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