El 2 de mayo de 2011, Barack Obama anunciaba de forma oficial que Osama bin Laden, el terrorista más buscado por Estados Unidos, había caído en una operación en Pakistán.
La captura y muerte de su enemigo público número uno fue un suceso muy importante para el país norteamericano, pero a dos años de que ocurrió siguen las dudas y la inseguridad.
Los libros, películas y documentales que cuentan la versión de las diferentes partes involucradas, han generado más interrogantes sobre si realmente fue el supuesto líder de la red terrorista Al Qaeda quien pereció en la denominada “Operación Gerónimo”.
El hecho de que nunca se presentara su cuerpo ante los medios de comunicación, ni se diera a conocer su destino final (a pesar de que existe una versión de que sus restos fueron aventados al mar tras comprobar con pruebas de ADN que era él) solo incrementó los cuestionamientos sobre el verdadero paradero de los restos del líder talibán.
Después de las versiones oficiales sobre cómo se llevó a cabo la operación, surgieron libros como “No Easy Day”, películas como “Zero Dark Thirty” y diversos documentales que contradicen a las fuentes oficiales.
Contrario a lo que se pudo haber pensado, matar a Osama no acabó ni con Al Qaeda ni con la inseguridad de Estados Unidos, pues justo en estos momentos está en plena averiguación sobre los atentados ocurridos en Boston a mitad de abril, cuyos sospechosos –según algunas fuentes– pueden haberse inspirado en la organización terrorista.