Los estadounidenses están llamados a acudir a las urnas el próximo 3 de noviembre para decidir quién será el próximo presidente de su país, pero la recepción histórica de voto por correo advierte un escenario en el que el vencedor será anunciado días después de la jornada electoral entre acusaciones de posible fraude por la precisión y limpieza del proceso.
Este no es el primer año en el que los ciudadanos de Estados Unidos tienen opción al voto “ausente” o voto por correo. Sin embargo, la mayoría de los sistemas electorales estatales ampliaron este programa debido a que la emergencia sanitaria genera dudas respecto a la idoneidad de la concentración de multitudes en espacios públicos.
Estos sistemas se adoptaron en la Guerra Civil y se reforzaron con la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de que los soldados pudieran participar en las elecciones con su voto, pero a partir de 1980, cuando el estado de California permitió a los ciudadanos que así lo quisieran solicitar “boletas ausentes”, se presentó una tendencia en diversos estados para relajar sus reglas en torno a este tipo de votación.
Estas medidas permitieron a los norteamericanos, siempre dependiendo el estado en donde vivan, solicitar papeletas, previo al día de la elección y emitir votos anticipados.
Estas cifras representan 29.5 por ciento más del total de los votos emitidos a través de este método en las elecciones generales de 2016.
Sin embargo, se proyecta que el número sea aún mayor debido a que hasta el momento los ciudadanos estadounidenses han solicitado 84 millones 762 mil 132 boletas para votar por correo.
La decisión en torno a los ciudadanos aptos para ejercer su voto a través del Servicio Postal de los Estados Unidos (USPS, por sus siglas en inglés), así como del periodo de gracia para recibir las boletas electorales las establecen las autoridades locales de cada estado. Situación que ha generado un amplio y heterogéneo sistema de votación.
Para estas elecciones presidenciales, 36 estados permitirán que cualquier votante solicite una “boleta por correo”, otros nueve estados y el Distrito de Columbia van a conducir sus elecciones primordialmente por correo, por lo que han enviado automáticamente boletas a todos los votantes registrados; en tanto que los cinco restantes (Texas, Louisiana, Mississippi, Tennessee e Indiana) solicitaran un “argumento aceptable” para permitir a sus votantes llevar a cabo este proceso.
En lo que sí existe consenso a nivel nacional es en las medidas de seguridad para proteger el envío de las papeletas y comprobar su veracidad. Antes de recibirlas los votantes deben de estar registrados y al enviarla tienen que firmar el sobre para que se pueda comparar esta firma con la de la boleta de registro.
Controversia del “mail-in vote” (voto por correo)
El aumento en el número de votos por correo que se prevé recibir para estas elecciones ha generado incertidumbre en torno a si ocurrirá un efecto tardío en la presentación de resultados de la elección.
La recepción y conteo de los votos por correo también presenta variaciones en cada estado, por ejemplo, 24 de ellos y el distrito de Columbia contarán las boletas que se envíen y tengan un sello postal antes del tres de noviembre, el día de la jornada electoral o incluso después de esta fecha.
“Se pueden presentar tendencias porque a veces hay encuestas pero veo muy difícil que se anuncie un ganador”.
El presidente y candidato Republicano Donald Trump ha afirmado en diversas ocasiones que el voto por correo conducirá a un fraude electoral e incluso ha señalado que no aceptará los resultados si hay elementos de sospecha.
“Es parte de su narrativa, tratar de descalificar o no las elecciones porque está abajo en las encuestas, pero Donald Trump no es todo, hay muchos actores políticos en Estados Unidos y existe un sistema de contrapesos muy robusto. Además las elecciones son estatales y se tendría que demostrar en qué estados y en cuántos hubo fraude”, afirma el académico.