China esta a punto de terminar la construcción de islas artificiales en el área conocida como Fiery Cross y con ello tiene a la comunidad internacional con el ojo puesto en cada movimiento.
Desde 2015 se tenía conocimiento de los cambios físicos que el gobierno chino buscaba implementar en esa zona, cuando se detectó a través de imágenes satelitales y reconocimientos de la fuerza aérea norteamericana una pista de 500 metros de largo y secciones pavimentadas de un estacionamiento para aeronaves.
A tres años de aquel descubrimiento, nuevas fotografías obtenidas por el diario filipino “Inquirer” muestran que Fiery Cross se encuentra cada vez más fortificado.
Las fotografías ponen a la zona como uno de los focos de tensión más peligrosos porque revelan la etapa final de construcción y se aprecian bases navales y áreas.
Es decir, 29 hectáreas artificiales que albergan alta tecnología de defensa, refugios antimisiles, sistemas de radar y todo lo posible para blindar la zona.
La intervención de China para la construcción de siete islas artificiales atenta contra los compromisos derivados de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, mismo que ratificó aunque no cumple.
En dicho convenio se establece por norma que las estructuras submarinas, como los arrecifes, no puede servir para establecer soberanía y construir estructuras artificiales encima, es obvio que Pekín tampoco lo respeto.
El área es de importancia geoestratégica y económica, además de los recursos naturales explotables, el petróleo y gas es lo más codiciado. Además un tercio del tráfico marítimo pasa por la zona.
ELLOS TAMBIÉN CODICIAN LA ZONA
Fiery Cross se compone de banco de arena, atolones y arrecifes, cada una de esas áreas tienen el control de Vietnam, Filipinas, Taiwán y China. Aunque Malasia y Brueni también reclaman plenos sobre ellos.
China reclama una mayor porción de territorio argumentando que su derecho a la zona se remonta siglos atrás, cuando las islas Paracel y Sprantly eran consideradas parte integral de la nación.
Vietnam ha rechazado el alegato señalando que desde el siglo XVII han gobernado la isla, Filipinas apunta su proximidad geográfica como base principal de su demanda.
Taiwán quiere el mismo trato que pretende China y tanto como Malasia y Brunei reclaman una parte porque está dentro de sus zonas económicas exclusivas.
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