l COVID-19 deja un rastro de alta desocupación, inactividad y precariedad en el empleo

El año del retroceso en el empleo en América Latina

El COVID-19 deja un rastro de alta desocupación, inactividad y precariedad en el empleo en América Latina, crisis que los gobiernos deberán mitigar en 2021

Jorge es un joven de 35 años que trabajaba como mesero en un restaurante en la zona de Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. Con las medidas del gobierno local, el lugar en el que tenía su empleo tuvo que bajar la cortina.

Los primeros meses su patrón le pagaba su sueldo, aunque con el alargamiento del confinamiento esto se volvió insostenible y tuvo ingresos hasta que regresaron a operar con horario restringido. Pero con el nuevo cierre de los restaurantes, que inició a finales de noviembre por el repunte de los contagios de coronavirus, Jorge y otros nueve meseros perdieron su empleo.

En América Latina historias como la de este joven son comunes. En la región, cerca de 30 millones de personas están desocupadas y 23 millones salieron de la fuerza de trabajo ya que desistieron en su búsqueda ante la falta de oportunidades como consecuencia de las restricciones para algunos sectores e industrias que no fueron considerados como esenciales.

Para la Organización Mundial del Trabajo (OIT), el impacto de la pandemia sobre el mercado laboral latinoamericano no tiene precedentes y amenaza con generar otra crisis a la que los gobiernos deberán hacer frente de forma prioritaria durante el próximo año.

El mercado laboral en América Latina retrocedió al menos 10 años en términos de empleo y el panorama se puede complicar en 2021

En el análisis “Panorama Laboral 2020 América Latina y el Caribe”, el organismo internacional declaró que en los últimos 10 meses el mercado laboral retrocedió al menos 10 años y el panorama podría complicarse.

La contracción del empleo durante 2020 afectó de forma particular a sectores de servicios. La industria hotelera y el comercio tuvieron una caída en la creación de empleos de 17.6 y 12 por ciento, respectivamente. Esto contrasta con los resultados de 2019, cuando estos sectores fueron los que más crecieron las plazas laborales.

De acuerdo con los datos presentados por la OIT, también se observa que la crisis sanitaria golpeó fuertemente el empleo en la construcción que se desplomó 13.6 por ciento, a la manufactura con una baja de 8.9 por ciento y a la agricultura con una caída 2.7 por ciento.

En todos los países de América Latina, la tasa de desocupación aumentó 1.9 puntos porcentuales a 10.6 por ciento este año y podría aumentar a 11.2 por ciento durante 2021 en un escenario más desfavorable, de acuerdo con previsiones de la OIT.

Otro de los rubros que presentó retrocesos es la incorporación de las mujeres a la fuerza laboral. De acuerdo con Fabio Bertranou, director de la oficina de la OIT para el Cono Sur de América Latina, la reducción en tasa de participación de las mujeres cayó 10.4 por ciento.

“Hay que reconocer que ha sido una crisis desproporcionada y hay que evaluar en esa perspectiva, aunque hay una gran cantidad de políticas e innovaciones que han hecho los gobiernos que permitieron mantener el empleo”, afirmó Bertranou en un encuentro con medios.

2021, empleo en terapia intensiva

El escenario del mercado laboral latinoamericano es desafiante y durante el próximo año los países deberán sentar las bases para la nueva normalidad, lo cual implica adoptar estrategias para generar más y mejores empleos, acorde con la reactivación económica y la disminución de la emergencia sanitaria.

Esto no será sencillo dado que la región enfrenta incertidumbre, a lo que se suma la previsión de un crecimiento económico moderado en torno a 3.5 por ciento, insuficiente para recuperar el terreno perdido en la crisis, además de los temores sobre rebrotes de coronavirus y sobre la eficacia de las vacunas.

“Lo primero es tener un diálogo social. Es fundamental entablar acuerdos y pactos entre el gobierno, trabajadores y empleadores hacia una reapertura y una reactivación de la economía. Este es un momento que tenemos que reflexionar y hacer para salir de la emergencia y avanzar hacia la recuperación sostenible e inclusiva”, dijo al respecto Vinicius Pinheiro, director de la OIT para América Latina y El Caribe.

Pinheiro declaró que llegamos a 2021 con el empleo en terapia intensiva y por ello el foco de los gobiernos debe estar en lograr crecimiento económico y la generación de empleos, que es el factor crucial para reducir la pobreza y enfrentar la amplificación de las desigualdades que está dejando como secuela la pandemia.

Pinheiro destacó que para el futuro será importante considerar las lecciones aprendidas de esta pandemia. En primer lugar, que no hay un dilema entre preservar la salud y la actividad económica pues sin salud no hay ni producción ni consumo. En tanto, la seguridad y salud en el trabajo ahora es un tema clave para la reactivación.

Los países latinoamericanos también tendrán que considerar y disminuir la falta de espacio fiscal, las brechas de cobertura de la protección social, la elevada desigualdad social y la alta informalidad que pusieron en evidencia la precariedad laboral.

Para la OIT, frente a la emergencia sanitaria por el COVID-19 y de cara a la recuperación de las actividades económicas, los gobiernos latinoamericanos deben adaptar y actualizar la Política Nacional de Empleo en los países que ya disponen de ella, o formular una en donde aún no la implementan.

El camino hacia una nueva y mejor normalidad no será fácil, ni será corto. Ese es el legado de 2020, el año que vivimos con el COVID-19
Vinicius PinheiroDirector de la OIT para América Latina y El Caribe

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