Mañana la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cumplirá 70 años de haberse fundado.
En todo el mundo habrá festejos para celebrar la permanencia del máximo organismo internacional. En México, por ejemplo, se imprimirán boletos alusivos al aniversario para viajar en metro, se organizarán paneles de discusión y el Ángel de la Independencia se iluminará de azul.
En Nueva York, ciudad sede de las oficinas principales de la ONU, se develará un monumento que lleva el nombre de ‘Universo Iluminado’.
El monumento viajará por el mundo y simboliza el inicio de una nueva era para erradicar la pobreza, el hambre, promover la equidad de género y el empoderamiento de la mujer. Todo, a partir de la agenda de Desarrollo Sostenible 2030.
Más allá de la celebración
En 70 años los problemas del mundo no han desaparecido, pero la ONU se ha autoimpuesto un límite de 15 años para erradicar los cánceres que afectan a la sociedad internacional.
El tono triunfante, que ha caracterizado a la comunicación pública del organismo internacional desde la Segunda Guerra Mundial, sigue vigente.
No obstante, los retos que enfrentan los estados miembros en diferentes latitudes son monumentales.
La Guerra Fría que terminó con la caída del muro de Berlín y el colapso de la ex Unión Soviética amenaza, cada vez más, con renacer. La tensión bélica en Ucrania y en Siria ya ha enfrentado a Estados Unidos y sus aliados con Rusia.
La violencia ha regresado de manera exponencial a la franja de Gaza y la esperanza de la Primavera Árabe para la zona del Magreb y del Medio Oriente se ha esfumado.
En América Latina, África y Asia, gobiernos autoritarios aun violentan las garantías individuales de sus ciudadanos. Los crímenes de odio, la proliferación de armas nucleares y el hambre no dan indicios de desaparecer.
Según la ONU, existe la voluntad política en el mundo, para que en menos de dos décadas todo esto desaparezca.
El organismo internacional y sus dirigentes parecen haberse olvidado que, no hace mucho, Estados Unidos obvió las recomendaciones del Consejo de Seguridad y decidió invadir Irak sin el apoyo de la ONU.
Desde entonces el terrorismo ha crecido en todo el mundo. Estados Unidos anunció que no retirará la presencia militar de Afganistán y ante la amenaza de ISIS en Siria, una aproximación pacífica al conflicto negociada en el seno de la ONU luce muy improbable.
La parálisis de la burocracia
Cuando se les pregunta a jóvenes reclutados por los diferentes organismos especializados de la ONU, cuál es el motivo que los impulsa a buscar ese trabajo hay una respuesta recurrente: “Quiero cambiar al mundo”.
El idealismo comienza a desvanecerse cuando se topan con varios impedimentos para lograr cambios rápidos. En las cumbres organizadas por la ONU se llega a conclusiones poco tangibles y muchos ex miembros del organismo se quejan del exceso de burocracia.
La ONU emplea a unas 15 mil personas alrededor del mundo. No son tantas si se compara, por ejemplo, con el número de empleados del pentágono de Washington, donde trabajan 23 mil personas sólo en la capital de EU.
Los salarios para el personal de la ONU se estipulan de acuerdo al valor del trabajo de cada empleado, sin importar la diferencia de salarios que existan en los países donde se desempeñan.
Ban ki-Moon, el actual Secretario General de la ONU ha sido apodado “el burócrata” por aquellos que le reclaman falta de carácter y poca autoridad. Boutros Boutros Ghali, predecesor de Ban ki-Moon alguna vez declaró públicamente que a los burócratas había que tratarlos con sigilo y violencia repentina.
De acuerdo a declaraciones de un ex empleado de la ONU, la organización es un laberinto difícil de penetrar e inmune a la tragedia.
Para el ex diplomático la tensión entre aquellos que viven en la zona de confort y los que su compromiso los impulsa a querer más cambios más rápido, es una constante problemática al interior de la organización.
Otras plataformas conviven con la ONU y a veces actúan paralelamente duplicando las labores.
El grupo de los siete – Alemania, Canadá, EU, Italia, Japón y Reino Unido – ha mostrado ser una tribuna insuficiente para representar a las voces importantes del mundo actual.
El G20, donde se incluyen países como México, Brasil, India y China, es para muchos el foro más representativo de la actualidad mundial. No obstante, este grupo sigue concluyendo en cada cumbre, que la ONU seguirá siendo el lugar ideal para discutir los problemas.
Entonces, quizá la elección del lugar para la discusión es claro. La ONU, sus oficinas en Nueva York.
La pregunta es si ahí se gestarán las soluciones que ya se han prometido para el iluminar al mundo antes de 2030.
El ABC de la ONU
La Organización de las Naciones Unidas fue establecida el 24 de Octubre de 1945 por 51 países comprometidos a preservar la paz mundial a través de la cooperación internacional y la seguridad colectiva.
Hoy casi todos los países de la Tierra pertenecen a la ONU. En total hay, actualmente, 193 países miembros.
Cuando los estados se vuelven miembros aceptan las obligaciones de la Carta de las Naciones Unidas, un tratado internacional que explica los principios básicos de las relaciones internacionales. De acuerdo a esta carta la ONU busca:
> Mantener la paz y la seguridad internacionales
> Desarrollar relaciones de amistad entre las naciones
> Cooperar para resolver problemas internacionales y en la promoción del respeto a los derechos humanos
> Ser un centro que armonice las acciones de las naciones
La ONU está compuesta por seis órganos principales. Cinco de ellos – La Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, El Consejo de Administración Fiduciaria y el Secretariado – se encuentran en las oficinas de la organización en Nueva York. El sexto, la Corte Internacional de Justicia, se localiza en la ciudad de la Haya en los Países Bajos.