El cambio electoral que viene para Bolivia

Bolivia tendrá una jornada electoral con la que se espera se ponga fin a la crisis política por la que atraviesa el país desde la renuncia de Evo Morales
Mara Echeverría Mara Echeverría Publicado el
Comparte esta nota

La configuración de la boleta electoral para elegir al presidente de Bolivia tendrá cambios. Jeanine Áñez, mandataria interina, anunció su renuncia a la candidatura en los comicios que se desarrollarán el 18 de octubre.

La presidenta, argumentó que declinaba para cerrarle el paso a Luis Arce, el candidato de Movimiento Social, partido político que es liderado por el expresidente Evo Morales, quien se encuentra exiliado en Argentina.

“Hoy dejo de lado mi candidatura en homenaje a la libertad. Lo que está en juego en esta elección no es poca cosa, está en juego la democracia en Bolivia. Lo hago para ayudar a la victoria de los que no queremos la dictadura. Si no nos unimos, vuelve Evo Morales, si no nos unimos la democracia pierde”, dijo Jeanine Áñez en un mensaje grabado.

La mandataria no reveló si su salida de la carrera electoral era para favorecer a algún candidato, no obstante, diversos medios locales han publicado que Jeanine Áñez se reunió con personal de la campaña de Carlos Mesa, candidato por Comunidad Ciudadana.

Mesa es el oponente más fuerte de Luis Arce, quien lidera la intención de voto, de acuerdo con el último sondeo realizado por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), en las cuales la expresidenta se ubicaba en tercer sitio.

Sin embargo, la renuncia de Jeanine Áñez, aunque es una reconfiguración para los próximos comicios, no es garantía de que el respaldo de sus electores decida dar su voto a Mesa, de acuerdo con Monserrat Castillo, internacionalista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Las tendencias no van a ser claras por ahora y todavía quedan más de tres candidatos, por lo que es muy complicado determinar quién de todos ganará estos votos, que podrían no ser suficientes para que alguno alcance al puntero”, opina la especialista.

El primer paso para una transición pacífica es que los candidatos reconozcan al ganador sin poner en tela de juicio los resultados y sin amenazar con impugnaciones
Monserrat CastilloInternacionalista por la UNAM

Configuración política de Bolivia

La elección de Bolivia debería ser un alivio después de la crisis que se vive desde el 10 de noviembre del año pasado, cuando Morales presentó su renuncia a la presidencia después de una jornada de protestas en la que opositores lo acusaron de cometer fraude para permanecer al frente del país por un cuarto periodo presidencial.

Sin embargo, la reconciliación política parece lejos de ocurrir, dado que el proceso para determinar la elección ha estado lleno de enfrentamientos entre las principales fuerzas políticas del país, los grupos campesinos y sindicatos de obreros que respaldan a Evo Morales.

El exmandatario es acusado de forzar la candidatura de Luis Arce y también fue impedido de participar como candidato para obtener un lugar en la Asamblea Legislativa. La oposición, en tanto, ha buscado como frenar su influencia política.

Como parte de esta polarización, un grupo de abogados solicitó a la presidenta Áñez romper las relaciones diplomáticas con el gobierno de Argentina por dar refugio a Evo Morales, después de las elecciones de 2019.

Estos comicios también han enfrentado un debate respecto a la fecha de su realización. El proceso ya fue suspendido dos veces debido a la emergencia sanitaria por el coronavirus, mientras que los legisladores afines a Morales mantuvieron protestas para presionar y logar fijar una fecha para este año.

Al respecto, la internacionalista considera que la reconciliación política en el país andino comenzará una vez que finalice la elección, para lo cual será necesaria la voluntad de las diversas fuerzas políticas del país.

Por ahora, la presidencia se define entre dos candidatos, por lo que algunos especialistas consideran la probabilidad de que la elección tenga una segunda jornada, que se disputaría el 24 de noviembre.

Para ganar en una primera vuelta, el candidato deberá obtener más del 40 por ciento de los votos y deberá tener una diferencia de más de 10 por ciento respecto al segundo candidato, de acuerdo con la legislación boliviana.

La presidencia se define entre dos candidatos, por lo que analistas consideran que existe la probabilidad de que las votaciones tengan una segunda vuelta

En esta jornada se espera la participación de 7.3 millones de ciudadanos. El desafío de esta elección se debe a que se desarrollará en medio de la pandemia, lo cual también ha significado un reto para los candidatos, quienes han recurrido a los medios electrónicos para acercarse al electorado, debido a las restricciones por el confinamiento.

“La comunidad internacional tendrá los ojos puestos en la elección para evitar un escenario como el del año pasado. El reto para los observadores internacionales será garantizar el respeto al voto de los bolivianos, sea cual sea el resultado”, declara la especialista de la UNAM.

También puedes leer: Elección presidencial de Bolivia en puerta

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil