Tras identificarse como uno de los más cercanos a Joaquín “El Chapo” Guzmán y revelar que fue gerente de operaciones del Cártel de Sinaloa, Miguel Ángel Martínez dio su segundo testimonio en el juicio celebrado en Brooklyn.
Durante el juicio coordinado por el juez Brian Cogan, Martínez testificó que en 1987 acompañó al “Chapo” al Reclusorio Sur de la Ciudad de México para pedirle permiso a Juan José Esparragoza “El Azul” para matar a líderes del Cártel de Tijuana.
De acuerdo con su testimonio, la guerra entre los cárteles comenzó a partir de ahí, ya que Guzmán pidió permiso para matar a los hermanos Arellano Félix, Ramón y Benjamín en venganza de otros asesinatos.
Entre el menú, el testigo especificó que había “sirloin, langosta y codorniz”, así como whisky, coñac y “drogas”; acompañadas de un grupo de “música folklórica mexicana” para la reunión.
El también llamado “Tololoche” compartió que los propios empleados de la prisión fungían como meseros y cocineros, y durante el día limpiaban la celda de Esparragoza, y se encargaban de su seguridad.
Finalmente, Martínez testificó que Esparragoza permitió el inicio de la “guerra”, y “a los poquitos días empezaron los muertos”, lo que llevó a la decadencia del propio Cártel de Sinaloa.