Miles de simpatizantes y detractores del presidente Mohammed Morsi se han enfrentado en los últimos días, en la peor demostración de violencia desde que ascendió al poder.
Morsi defiende la decisión de atribuirse un poder casi absoluto a fin de acabar con lo que denominó como “gorgojos que se comen a la nación de Egipto”.
Los detractores del presidente egipcio lo acusaron el jueves de haberse otorgado poderes dictatoriales con un decreto que lo hace inmune a vigilancia judicial y le brinda autoridad para tomar cualquier medida contra las “amenazas a la revolución”.
“No deseo, ni quiero, ni necesito recurrir a medidas excepcionales, pero lo haré si veo que mi pueblo, mi nación y la revolución de Egipto corren peligro”, destacó Morsi en un discurso ante miles de seguidores que coreaban lemas frente al palacio presidencial en El Cairo.
El presidente dijo que sus disposiciones eran necesarias para frenar a una “minoría” que trataba de bloquear los objetivos de la revolución.
“Hay gorgojos que se comen a la nación de Egipto”, dijo, en referencia a los grupos leales al viejo régimen a quienes acusó de usar dinero para avivar la inestabilidad y a miembros del poder judicial que trabajan bajo el “abrigo” de las cortes para “dañar el país”.
Morsi dictó decretos para enmendar capítulos de la Constitución temporal, lo que hizo que todas sus decisiones sean inmunes a una supervisión judicial o a órdenes de tribunales. El presidente otorgó protección similar a la comisión constitucional y a la Cámara Alta del Parlamento, que es dominada por la Hermandad y que también enfrentaba la posibilidad de que los tribunales ordenaran su disolución.
(Fuente: AP)