Unirse a la coalición liderada por Estados Unidos (EU) para combatir contra el grupo del Estado Islámico de Siria e Iraq (ISIS) tiene un costo.
Tras aliarse con EU, Australia presenció un atentado esta semana, cuando un radical musulmán secuestró a 17 personas en un café de Sídney, lo que dejó un saldo de tres personas muertas y cuatro heridas.
Australia, que no padecía un ataque terrorista desde 1986, entró a la coalición contra ISIS bajo el liderazgo de su primer ministro conservador, Tony Abbot, quien ha condenado públicamente al Estado Islámico en repetidas ocasiones.
Analistas indican que la intervención australiana habría atraído el terror al país, además de motivar ataques como el de Sídney.
“La inocencia de Australia se perdió conforme alcanzó a Estados Unidos”, escribió ayer Debra Klein en The Sydney Morning Herald.
Algo similar ocurrió en Canadá en octubre, cuando el país presenció un ataque terrorista a militares en Quebec y otro frente al Parlamento en Ottawa tras la decisión gubernamental de involucrarse con los ataques militares de EU.
“Aunque los ataques fueron inspirados por ISIS, probablemente no significa que comandantes de ISIS en Siria e Iraq los ordenaron. ISIS ha específicamente convocado a ataques de ‘lobos solitarios’ contra países occidentales”, publicó Slate.
Las agencias de inteligencia estiman que en las filas de ISIS hay más de 3 mil militantes de países occidentales, sobre todo de aquellos que están en la coalición, como Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Australia.
Además, los terroristas del Estado Islámico han secuestrado a al menos 23 periodistas, voluntarios y ciudadanos de países de la coalición.
ISIS ha publicado videos en los que decapita a tres rehenes estadounidenses y a dos británicos.
En ellos, obliga a las víctimas decir que Estados Unidos y Reino Unido son los culpables de su captura y decapitación, pues les recriminan su intervencionismo en Medio Oriente.
The New York Times advertía en septiembre que Gran Bretaña enfrentaría riesgos si se unía a la campaña contra ISIS.
“Si Gran Bretaña se une a la guerra contra los militantes del Estado Islámico está luchando una batalla más compleja para la percepción, el corazón y la mente”, publicó el diario neoyorquino.
“Con los videos de las decapitaciones, las imágenes de los misiles occidentales estallando en blancos musulmanes podrían simplemente persuadir a más jóvenes británicos a unirse a las filas militares de ISIS”.
Guerra sin salida
El Departamento de Estado de Estados Unidos publicó en septiembre un documento en el que aseguraba que más de 60 naciones estaban unidas en la coalición.
“Entre ellas, países como Iraq, Jordania, Arabia Saudita, Francia, Canadá, Reino Unido, e Italia han provisto apoyo aéreo o armamento militar para los bombardeos aéreos que comenzaron entonces en Siria e Iraq.
Pero lo que los expertos advierten es que ISIS no se está debilitando con los ataques y que sólo están incentivando los riesgos que las naciones participantes enfrentan en su territorio.
“EU está arriesgándose a entrar a un punto muerto al expandir su guerra aérea anti-ISIS en Siria. Bombardear a los militantes mermará su expansión, pero no los eliminará”, escribió Mark Thompson en la revista Time.
“El bombardeo de militantes islámicos dentro de Siria, por Estados Unidos y sus aliados de aviación, marca una aguda escalada del conflicto, sin garantía de éxito”.