El gobierno de Barack Obama fue gravemente sacudido después de que se diera a conocer el escándalo de programas de espionaje a registros telefónicos y actividad en Internet.
El autor detrás de este duro golpe es Edward Snowden, quien después de lanzar la “bomba mediática” voló inmediatamente a Hong Kong, lejos del alcance y la jurisdicción norteamericana.
La semana pasada, el diario británico The Guardian y el norteamericano The Washington Post (TWP) revelaron la existencia de extensos programas de vigilancia por parte de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés) con el fin de rastrear posibles terroristas domésticos y así evitar ataques como el que ocurrió en el maratón de Boston, el pasado 15 de abril.
Las filtraciones fueron auspiciadas por Snowden, quien es un extrabajador de la Agencia de Inteligencia de EU (CIA, por sus siglas en inglés).
Snowden se justificó y dijo haberlo hecho para proteger “las libertades más básicas de la gente” ya que él “no quiere vivir en un mundo donde todo lo que diga sea grabado”.
“Eso no es algo a lo que esté dispuesto a apoyar”, dijo al respecto en una entrevista para The Guardian, medio que además desenmascaró su identidad el domingo pasado.
El hombre de 29 años brindó las herramientas necesarias a los medios de comunicación para desvelar la enorme maquinaria de monitoreo del gobierno a la actividad de la población estadounidense.
El primer gran destape fue el programa de revisión a los registros telefónicos del gigante de las telecomunicaciones Verizon.
En este, la NSA, con el respaldo de una corte, tiene camino libre para examinar los detalles de las llamadas telefónicas de los millones de usuarios de Verizon.
El otro caso es el del programa conocido como “PRISM”, el cual permite al gobierno indagar en al menos nueve compañías de Internet para recabar todo uso cibernético a fin de detectar comportamientos sospechosos originarios en el exterior, informó The Associated Press.
Con el sistema “PRISM”, la NSA y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) tienen la puerta abierta a los servidores de firmas como Google, Apple, Microsoft, Facebook, AOL, entre otras.
Una presentación de Power Point clasificada como ultrasecreta detalla en sus 41 diapositivas cómo funciona el programa.
Este garantiza la disposición de correos de electrónicos, conversaciones de chat, correos de voz, documentos y diferentes tipos de archivos de los usuarios de Internet a las autoridades.
En conjunto, las filtraciones facilitadas por Edward Snowden ya han adquirido el calificativo de “históricas”.
Daniel Ellsberg, un exmilitar y analista norteamericano que reveló los secretos de la guerra de Vietnam –suceso denominado “Los documentos del Pentágono de 1971”– dijo que este caso se trata de “la mayor filtración en la historia” de la Unión Americana, a pesar de tener como precedente la publicación de cables diplomáticos en el sitio WikiLeaks, publicó Guardian.
El perfil del delator
Edward Snowden pasó de ser un hombre prácticamente invisible en el mundo del Internet a verse a sí mismo como la figura del momento.
En una nota escrita antes de que su nombre saltara a las páginas de los diarios alrededor del mundo, explicó que ha vivido una vida “cómoda y privilegiada” pero que no podía ignorar la realidad de un gobierno vigilante.
“Entre más avanzaba y aprendía de la peligrosa verdad detrás de las políticas de Estados Unidos que buscan desarrollar poderes secretos e irresistibles, y concentrarlos en unas cuantas manos, la debilidad humana me aprisionó”, escribió.
Argumentó en una entrevista para TWP que no “recordaba un solo momento” en el que el deseo de violar su juramento para proteger información ultrasecreta haya incidido en su decisión final de revelar la información publicada.
“Fue más bien una lenta comprensión de que los presidentes pueden mentir abiertamente para asegurar su puesto y después romper promesas hechas públicamente sin ninguna consecuencia”, agregó.
A Snowden, sus conocimientos en programación lo llevaron al campo de la inteligencia estadounidense.
En 2007, trabajó como informático en seguridad para la CIA en Ginebra, Suiza.
Ahí, laboró encubierto y se hizo pasar por un diplomático, puesto que le permitió adentrarse en un gran volumen de documentos clasificados.
Dos años después abandonó la inteligencia gubernamental, desilusionado de “las funciones del gobierno y su impacto en el mundo”.
“Me di cuenta que era parte de algo que hacía más mal que bien”, dijo a The Guardian.
En 2009 comenzó a trabajar en la consultora Booz Allen Hamilton en Hawái, cuyos servicios fueron contratados por la Agencia de Seguridad Nacional.
Hace tres semanas decidió romper el voto de silencio y hacer públicos los documentos que hoy tienen en vela a los encargados de la seguridad e inteligencia de Estados Unidos.
Envió las copias de los documentos filtrados a The Guardian, dijo a sus supervisores de la NSA que necesitaba tomarse un tiempo para hacerse un tratamiento para la epilepsia y posteriormente abordó un vuelo con destino a Hong Kong.
El exempleado de la CIA cree que el gobierno de EU tratará de pedir su extradición a las autoridades chinas.
Ahora, el más grande delator de la historia podría enfrentar un camino similar al de otros “soplones” como Julian Assange y Bradley Manning, ambos implicados en el caso de las filtraciones de WikiLeaks.
¿Será este hombre de 29 años el que derrumbe el segundo periodo del presidente Barack Obama?
Otros perseguidos
Pareciera que el destino final de los grandes “whistleblower” (término con el que se conoce a los autores de las filtraciones y denunciantes en inglés) es el exilio o la cárcel.
El parámetro con el que se debe medir el futuro de Edward Snowden es el presente directo de Bradley Manning y Julian Assange.
Manning formó parte del Ejército de Estados Unidos durante la ocupación en Iraq.
Durante su estancia en la capital iraquí Bagdad, el militar logró hacerse con cientos de miles de archivos clasificados de las bases de datos del gobierno de EU.
El material descargado lo compartió con el sitio WikiLeaks en 2010, antes de ser arrestado bajo la sospecha de filtrar información secreta.
Se inició un proceso en su contra y se le imputan 22 cargos en los que se incluyen compartir información de la defensa nacional a una fuente no autorizada, de acuerdo a un documento del Ejército. Manning podría tener una condena de hasta 154 años.
Assange es un activista australiano y fundador del sitio de filtraciones WikiLeaks.
Posterior a la publicación de cables diplomáticos y documentos secretos de 2010, comenzó una batalla contra diferentes gobiernos.
Autoridades suecas lo acusan de ser el responsable de un caso de abuso sexual, por lo que pidieron su extradición de Gran Bretaña, en un gesto que muchos calificaron como parte de una persecución política.
Desde el 19 de junio de 2012 permanece en la Embajada de Ecuador en Gran Bretaña para evitar su extradición a Suecia.