¿El final del chavismo?
En las primeras horas del día de ayer, cuando la tensión en Venezuela era alta debido a la demora, el Consejo Nacional Electoral anunció los resultados preliminares. Segundos después, Nicolás Maduro reconoció la derrota de su partido.
“Hemos venido a reconocer estos resultados adversos, a aceptarlos y a decirle a nuestra Venezuela que ha triunfado la Constitución y la democracia”, dijo el actual presidente.
Sergio Almazán
En las primeras horas del día de ayer, cuando la tensión en Venezuela era alta debido a la demora, el Consejo Nacional Electoral anunció los resultados preliminares. Segundos después, Nicolás Maduro reconoció la derrota de su partido.
“Hemos venido a reconocer estos resultados adversos, a aceptarlos y a decirle a nuestra Venezuela que ha triunfado la Constitución y la democracia”, dijo el actual presidente.
Los opositores a Maduro, quienes ya anunciaban la victoria parlamentaria desde horas antes del anuncio oficial, explotaron en una fiesta de abrazos y lágrimas.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), partido que aglutinó a la disidencia venezolana, consiguió 113 de 167 escaños disponibles en la Asamblea Nacional y con ello una mayoría calificada que tratará de ponerle fin a 17 años ininterrumpidos de chavismo.
Las derechas regionales y otros detractores internacionales al régimen de Maduro celebraron la victoria y la definieron como el inicio de una nueva era para Venezuela.
Sin embargo, a pesar de este y otros recientes descalabros para las izquierdas latinoamericanas en países como Argentina, Brasil y Colombia, el chavismo venezolano no está muerto todavía.
Maduro pretende dar la pelea y tratar de recuperar lo perdido para llegar a la elección presidencial de 2019 fortalecido y renovado.
Deseos opositores
La oposición ha declarado que sus dos objetivos principales al asumir la nueva legislatura serán, primero, promulgar una ley de amnistía que permita la liberación de Leopoldo López y otros presos políticos. En segundo lugar desean pasar una iniciativa de ley que reactive la producción nacional.
Con la mayoría de dos tercios que ha logrado la MUD podría, en teoría, destituir magistrados y aprobar leyes, acuerdos y tratados internacionales.
No obstante, la actual Asamblea Nacional de Venezuela todavía ejercerá funciones hasta el 5 de enero del próximo año. Esto significa que Nicolás Maduro tiene un último recurso, aunque muy poco tiempo.
El presidente puede recurrir a la aprobación de poderes especiales, que le permitan dictar leyes por decreto y frenar así la victoria opositora.
El congreso trabajará hasta el 15 de diciembre cuando entrará en receso. Será interesante ver qué movimientos se gestan en los próximos días.
¿Hay capital político?
Actualmente el poder ejecutivo en Venezuela controla las decisiones de la corte y es sólo lógico esperar que Maduro quiera mantener a López, su más reacio detractor en prisión.
Venezuela ha defendido la decisión de sentenciar al disidente de derecha y tratará de mantener a flote la credibilidad jurídica del régimen chavista.
Aunque se vislumbra como poco probable un decreto que desmantele a la Asamblea Nacional, Maduro tiene más de una razón para considerar esta opción antes de que sea demasiado tarde.
Por otro lado, se ha hablado de que Maduro no ha logrado conectar con los militares venezolanos de la misma forma que lo hizo Hugo Chávez, pero su gobierno todavía goza del apoyo del ejército. Y este es otro de los sectores estratégicos que le pueden permitir mantener la viabilidad de su mandato.
El presidente de Venezuela moderó su discurso desde un día antes de las elecciones y el reconocimiento de la derrota se dio después de que muchos esperaban una reacción defensiva inmediata.
Sin embargo, las declaraciones de Maduro al aceptar la victoria opositora dejan entrever que su gobierno no se quedará con las manos cruzadas.
Acepta pero no cede
Nicolás Maduro reconoció la victoria de la oposición, pero dista mucho de estar resignado al fracaso. Esto a pesar que líderes opositores ven difícil que, con la victoria del domingo, Maduro pueda terminar su mandato.
Una vez que aceptó que había ganado la oposición, Maduro no se estacionó en el tema y prefirió alabar la organización electoral y las garantías logradas por su gobierno para llevar a cabo sufragios democráticos.
Lo anterior, a pesar de que algunos visores internacionales habían reportado irregularidades y acusado al gobierno de esbozar un fraude electoral con la extensión del horario de votación.
Maduro no felicitó a los candidatos de MUD y aseguró que su campaña fue desleal e incluso un intento de golpe de Estado.
Después, el presidente venezolano elaboró un reproche en el cual comparó su aceptación de esta derrota, con la dificultad con la que los disidentes y el mundo reconocieron su victoria electoral en 2012.
“Y lo digo al mundo entero que nos está escuchando: en Venezuela no ha triunfado la oposición, en Venezuela circunstancialmente el día de hoy ha triunfado una contrarrevolución . Una contrarrevolución ha impuesto su escenario, ha impuesto su guerra”, alertó Maduro enérgicamente.
Hacia el final de su intervención Maduro exhortó a sus seguidores a mantenerse en pie de lucha y a transitar hacia una nueva etapa de la revolución bolivariana.
“Vamos a una situación de esperanza y hay una línea en lo estratégico que hay que continuar”, añadió el presidente.
La clave
La moneda está en el aire, pero la clave que determinará el derrotero del régimen chavista será su capacidad para reactivar la economía de Venezuela.
La reciente caída en los precios del petróleo le quitaron al país el atractivo comercial que había generado en la región y dejó a Maduro vulnerable ante los embates imperialistas de Estados Unidos y sus aliados.
La gente que solía ser incondicional del chavismo salió a votar el domingo cansada de la pobreza y de la inmovilidad económica presente con la actual administración.
Muchos también extrañan el carisma y la inteligencia de Hugo Chávez, cosas que no forman parte de las cualidades del actual mandatario.
Entonces, además de resultados económicos, quizá es momento de que el Partido Socialista de Venezuela contemple la posibilidad de remplazar su liderazgo, con alguien más efectivo a la hora de persuadir a los electores que está perdiendo con Maduro al frente.