El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se juega gran parte de su futuro en los tribunales, en espera de una decisión que podría cambiar el panorama político brasileño de cara a las elecciones de finales de año.
Un tribunal de apelaciones de Porto Alegre decidirá hoy si confirma una sentencia que pesa sobre el mandatario por delitos de corrupción y lavado de dinero, lo que lo sacaría de la carrera presidencial, donde actualmente se perfila como el rival a vencer; la resolución incluso podría llevarlo a la cárcel.
Las fuerzas de seguridad desplegaron desde ayer un importante dispositivo en esta ciudad para prevenir potenciales ataques en contra del tribunal, mientras miles de manifestantes tomaban las calles de la ciudad en apoyo al expresidente.
Los focos de atención están sobre los tres jueces del tribunal de apelaciones de la Cuarta Corte de Distrito Federal que decidirán si ratifican la sentencia de nueve años y medio de prisión que fue dictada en primera instancia el pasado mes de julio por el juez Sergio Moro, en el marco de la investigación Lava Jato.
La presencia de Lula durante la audiencia es aún una incógnita pues los jueces no han solicitado su concurrencia y legalmente no está obligado a comparecer, y tampoco se ha confirmado si encabezará las marchas y protestas que se realizarán a su favor el día de hoy.
Lula aseguró que espera los acontecimientos con la tranquilidad de los justos y de los inocentes.
Campaña en juego
Lula, quien llegó a ser considerado el mandatario más popular del mundo, tiene siete procesos judiciales abiertos, aunque solo ha recibido condena en primera instancia por corrupción pasiva y lavado de dinero cuando el juez Moro determinó que había recibido un departamento como soborno para favorecer contratos de Petrobar con la constructora OAS.
Además enfrenta acusaciones en otros seis casos por obstrucción a la justicia, tráfico de influencias, asociación ilícita y corrupción pasiva durante su mandato entre 2003 y 2010, aunque no se espera que se desahoguen las sentencias de estos casos antes de la elección presidencial.
Aunque la decisión final de permitir la postulación del exmandatario estará en manos del Tribunal Superior Electoral brasileño, la confirmación de la sentencia condenatoria lo dejaría prácticamente sin posibilidades de contender.
La incertidumbre se ha instalado y pocos se atreven a pronosticar cuál será la decisión de los jueces, ya que incluso alguno de ellos podrían pedir un aplazamiento del juicio para revisar con mayor detalle el caso en una fecha que sería determinada posteriormente.
Cualquier decisión, ya sea la absolución o la condena, puede ser impugnada por el Ministerio Público brasileño o por la defensa.
Incluso si se confirma la condena, Lula podría solicitar su registro hasta el día 15 de agosto, y aunque su candidatura seguramente sería impugnada, podría hacer campaña mientras dure el juicio y se desahoguen todos los recursos legales.
Sin embargo, por ley, los partidos solo pueden cambiar a su candidato hasta 20 días antes de las elecciones del 7 de octubre, por lo que si al final Lula es declarado inelegible, el Partido de los Trabajadores podría quedarse sin abanderado presidencial.
Claroscuros
Luiz Inácio Lula da Silva, quien fue considerado el mandatario más popular del mundo, enfrenta a la justicia brasileña:
>> En el marco de la investigación Lava Jato, en julio de 2017 el juez Sergio Moro dictó en primera instancia sentencia de nueve años y medio de prisión en contra de Lula.
>> Los cargos por los que se le sentencia en ese proceso son por corrupción pasiva y lavado de dinero, al recibir un departamento como soborno para favorecer contratos de Petrobar con la constructora OAS.
>> Hoy, tres jueces del tribunal de apelaciones de la Cuarta Corte de Distrito Federal podrían decidir si ratifican la sentencia, lo absuelven o piden un aplazamiento del juicio.
>> Enfrenta acusaciones en otros seis casos por obstrucción a la justicia, tráfico de influencias, asociación ilícita y corrupción pasiva durante su mandato entre 2003 y 2010.
No hay plan B
A pesar de las acusaciones y del escándalo de corrupción que ha ensombrecido la política brasileña en los últimos años, Luiz Inácio Lula da Silva no solo es en este momento el principal activo del Partido de los Trabajadores, sino el principal favorito para llegar a la presidencia de Brasil.
Si bien la cita electoral aún queda a casi nueve meses de distancia, el exmandatario lidera por una cómoda ventaja a cualquiera de sus competidores en todos los sondeos electorales.
En este momento no se vislumbra otro candidato que pueda competirle.
Es por ello que desde el Partido de los Trabajadores se contempla un solo escenario: que Lula da Silva sea su candidato a pesar de todos los obstáculos.
En recientes declaraciones previas a que se conozca el fallo de los jueces en segunda instancia, tanto la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, como la expresidenta brasileña Dilma Rousseff han sido enfáticas en que no hay un plan B y que en caso de una sentencia desfavorable recurrirán a todas las instancias legales.
“No somos nosotros quienes resolveremos esta contradicción, es una contradicción entre el hecho de ser inocente y estar siendo acusado.
“Para nosotros, él es inocente y las personas inocentes pueden concurrir”, señaló Dilma Rousseff durante un encuentro con simpatizantes en Porto Alegre.
Tragedia política
La dirigencia del Partido de los Trabajadores trabaja en alternativas legales para lograr que el nombre de Lula aparezca en la boleta electoral.
Estudian todas las alternativas e instancias legales a las que se pueda recurrir para ganar tiempo y que legalmente no se le pueda impedir al exmandatario registrarse como candidato, hacer campaña o ser votado.
La senadora Gleisi Hoffmann señaló en una entrevista con el diario El Mundo que el PT está preparado para defender la candidatura de Lula en caso de sentencia desfavorable.
“No sería una situación democrática, sería una intervención que no vamos a aceptar. En ese caso tomaríamos medidas más radicales. El PT va a participar y lo va a hacer con Lula, no trabajamos con la hipótesis de que no esté”.
“Sería una tragedia política retirar a un candidato que tiene la mayoría de intención de voto, no podemos admitir eso. Una acción contra el presidente no es contra él, es contra millones de brasileños”.