El activista invidente Chen Guangchen puso en jaque las relaciones entre las dos potencias mundiales.
Todo por “volverse invisible” y lograr escapar misteriosamente de su arresto domiciliario. El caso de Chen ha sido la crisis diplomática más delicada para Washington y Beijing en años.
El disidente se había convertido en un símbolo internacional de dignidad humana después de entrar en conflicto con funcionarios del gobierno local por exponer abortos forzados que se habrían realizado como parte de la política china que sólo permite tener un hijo.
Chen huyó de la persecución e inició un enfrentamiento diplomático al refugiarse en la embajada de Estados Unidos durante seis días. Salió de la sede diplomática ayer después de que funcionarios estadounidenses dijeron que China había garantizado su seguridad.
Clinton dijo en un comunicado que la salida de Chen de la embajada “reflejaba la elección de éste y nuestros valores”, y señaló que Estados Unidos supervisaría que se cumplan las garantías que dio Beijing. “Hacer que estos compromisos sean realidad es la siguiente tarea crucial”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China exigió que Estados Unidos se disculpe, que investigue cómo ingresó Chen a la embajada y se castigue a los responsables.
“Lo que ha hecho la parte estadounidense es interferir en los asuntos internos de China, y la parte china nunca lo aceptará”, dijo en un comunicado el vocero del ministerio, Liu Weimin.
Fuente: AP.